Por Haivanjoe Nga Cortiñas
En la República Dominicana la esperanza de vida es de casi 74 años y conforme a los datos de la Oficina Nacional de Estadística, en el país la población de 80 años o más al 2020 son unas 155,469 personas, lo que daría fundamento para afirmar que el único acontecimiento de carácter histórico internacional que pudiera estar en la memoria de esos dominicanos -especialmente los que tienen más de 82 años- es la segunda guerra mundial que se desarrolló entre el 1939 y 1945. Desde entonces, sin par, el hecho de magnitud planetaria que se ha desarrollado durante el 2020 es el COVID-19.
El año en curso ha marcado la consciencia mundial y está cambiando el estilo de relacionarnos de muchos. El COVID-19 apareció a finales de 2019 y desde entonces ha provocado estragos en vidas humanas, en la economía, la salud y en el comportamiento social y laboral; estos impactos resultan poderosos para no recordarlo con agrado y, por el contrario, existen deseos para que concluya, como una forma de alcanzar esperanzas que aniden un mejor porvenir a partir del 2021.
Los dominicanos también hemos quedado marcados por el referido conjunto de sucesos, que muy probablemente nos llevarán a no olvidar el año que está por finalizar. Eventos locales en la salud, economía, política y en lo social pueden testimoniarlo.
Mientras el COVID-19 ya era noticia mundial y les quitaba la vida a los primeros miles de personas, en el país el 15 de febrero se produce un hecho sin precedentes históricos, la suspensión de las elecciones municipales por parte de la JCE, debido a múltiples fallas e irregularidades con el voto automatizado y el padrón de los electores, en al menos 18 importantes municipios del país, donde se concentraba el 62.0 % de los electores.
Durante los días del 16 de febrero al 12 de marzo, dos modalidades de protestas también marcaron la consciencia nacional. Las grandes concentraciones en la plaza de la bandera y los cacerolazos en las principales ciudades del país, dos maneras de mostrar rechazo por el fallido intento de fraude electoral en las elecciones programadas para el 15 de febrero.
Más adelante, otro acontecimiento que marcó al país ocurrió cuando el italiano Claudio Pascualin, de 62 años de edad, procedente de su país el 22 de febrero, le fue detectado el COVID-19, siendo el primer caso importado de la enfermedad.
Posteriormente y en la línea de la COVID-19, la dominicana Oraida Heredia Diaz, oriunda de San Francisco de Macorís, el 8 de marzo fue diagnosticada positiva, luego de regresar al país procedente de Italia el 26 de febrero.
Como resultado de las elecciones suspendidas, el 15 de marzo se efectuaron los referidos comicios, saliendo victorioso en la mayoría de las alcaldías del país el Partido Revolucionario Moderno (PRM), al tiempo que fue derrotado el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que había mantenido la hegemonía política de los últimos 16 años y fue la antesala de su salida del poder político nacional.
El 19 de marzo, el entonces presidente, Danilo Medina, dispuso el estado de emergencia nacional -hecho único y sin precedentes históricos-, como forma de ayudar a controlar la expansión del COVID-19 en el país. La emergencia nacional, obligó al uso de mascarillas en lugares públicos, así como también, el distanciamiento social y el cierre de la economía, órdenes que pasaron a formar parte de la nueva normalidad, impuesta por la epidemia por coronavirus.
Posteriormente, y luego de un debate acerca de la pertinencia para la reapertura de la economía, el 20 de mayo se dispone su reactivación, condicionada a requisitos en la cantidad de trabajadores en los centros laborales y del transporte público a nivel nacional.
Llegado el 5 de julio, la nueva fecha de las elecciones presidenciales en el país, movidas por la situación sanitaria causada por el COVID-19, gana la presidencia de la República, Luis Abinader, electo en la primera vuelta con el 52.5 % de los votos emitidos, para un periodo de cuatro años constitucionales.
Para el 2 de noviembre y como consecuencia de la epidemia del COVID-19, se inició por primera vez en la historia educativa, el año escolar no presencial, en el que la docencia se imparte a través de la radio, televisión, por la internet y uso de cuadernillos, sentando un hito para alumnos, profesores y padres.
Finalizando el mes número once de 2020, durante los días 28 y 29 son apresados 10 ciudadanos dominicanos -suplidores y ex funcionarios públicos-, en una operación denominada “Anti-pulpo”, como referencia al sobre nombre de “El pulpo”, atribuido al principal imputado por actos de corrupción, Alexis Medina.
Al cierre del año, parecería marcar en la mente de muchos dominicanos, el “regalo” o el intento de pago contractual de 100 millones de pesos a intérpretes de música popular, noticia que acaparó la atención de la opinión pública por al menos una semana.
Muy probablemente hoy como nunca antes, los dominicanos cantamos el estribillo de la la canción que dice: “Canten ustedes igual que yo, que el año nuevo por fin llegó”, como una forma apresurada de salir del trágico 2020 que nos ha marcado y esperar el 2021 con aires de esperanza, motorizada por el desarrollo de varias vacunas que se están suministrando con entusiasmo y optimismo en varios países.