Dr. Víctor Manuel Peña
Una tasa de inflación anual de 10.48%, mayo 20-mayo 21, da cuenta de que la inflación que hay en el país está fuera de control.
Y ocurre que el objetivo central y primero de la política monetaria es la estabilidad de precios o estabilidad del valor de la moneda, es decir, el control de la inflación.
O sea que la tasa de inflación anual de 10.48% ni está ligeramente por encima ni ligeramente por debajo de la meta de inflación, por lo que ni hay estabilidad de precios ni hay control de la inflación, vale decir, no hay estabilidad del valor de la moneda, sino que éste se ha deteriorado de manera muy sensible.
Si el objetivo central o fundamental de la política monetaria no se ha logrado, como ha ocurrido efectivamente, entonces la conclusión lógica es que la política monetaria aplicada por el Banco Central de la República Dominicana ha fracasado.
Y si es así, y eso es lo que ciertamente ha estado ocurriendo, entonces el Banco Central tiene que revisarse y revisar profundamente la política monetaria que ha estado aplicando.
Pero los altísimos niveles de inflación que hay hoy en la economía dominicana no solo se manifiestan dolorosa y traumáticamente en la carestía de los productos de la canasta familiar sino también en la estrepitosa caída del salario real y de que se están evaporando los ahorros de los depositantes, colocados en las entidades financieras, porque el poder de compra de las tasas de interés pasivas que paga el sistema financiero, muy bajas por cierto en términos nominales, se ha ido al abismo o al fondo del mar.
O sea que las tasas de interés pasivas reales son negativas en grado sumo y en una perspectiva creciente o ascendente (in crescendo).
O sea que la altísima inflación que tenemos está devorando los bolsillos y el corazón de los dominicanos.
Otra contradicción: mientras el sistema financiero paga en la actualidad tasas de interés pasivas nominales muy bajas, el Banco Central se da el “lujo” de pagar altas tasas de interés por los títulos de deuda que le vende al público a través del mecanismo de operaciones de mercado abierto.
Esas altas de interés que paga el Banco Central por los títulos de deuda emitidos y vendidos a inversionistas institucionales e individuales son las que explican la enorme magnitud del déficit cuasifiscal (son los intereses que tiene que pagar el Banco Central por la deuda cuasifiscal).
En algún momento en el futuro el gobierno tendrá que honrar la capitalización del Banco Central porque los ingresos que genera el Banco Central a través de diferentes mecanismos no son suficientes para cubrir esa enorme magnitud del déficit cuasifiscal.
Es increíble que en medio de la pandemia una parte del sistema financiero se haya estado reproduciendo improductivamente con esas altísimas tasas de interés que paga el Banco Central.
Y si el gobierno es el llamado u obligado a capitalizar el Banco Central, por la vía que fuere, entonces en buen dominicano es el pueblo dominicano el que tendrá que aportar los fondos para capitalizar al Banco Central.
Como ello es así entonces el Banco Central no debería pagar tasas de interés tan altas por los títulos de deuda que le vende al público.
Hemos dicho en artículos precedentes que esos altísimos niveles de inflación son provocados por los altísimos niveles de depreciación histórica (los ocho años del dictador Danilo) de la moneda nacional.
Y es lógico que si los precios en dólares de determinados productos aumentan en el mercado internacional, los precios en pesos, al venderse esos productos importados en el mercado interno, aumentarán de manera inevitable.
Como se ve, el Banco Central tiene la solución en las manos, solo falta que reoriente su política monetaria en la línea de provocar que la moneda nacional se aprecie de manera significativa frente al dólar y de esa manera garantizar la desactivación de la inflación.
¿En la formulación y ejecución de la política monetaria y cambiaria deben pesar más los interese particulares de dos o tres sectores de la economía o los intereses de la nación y del pueblo dominicano?
No es cierto que la recuperación o reactivación de la economía exige y precisa que la moneda nacional esté depreciada a la enésima potencia.
Es obvio que la brújula que debe orientar el accionar del Banco Central tiene que ser y debe ser la protección y defensa de los intereses, de la estabilidad y de la salud de la nación y del pueblo dominicano.
Necesitamos que la economía se recupere con la aplicación de políticas públicas sensatas pero necesitamos también garantizar la estabilidad, la salud y el bienestar del pueblo dominicano.
Por encima de todo está la vida del pueblo dominicano y de la nación.