Oscar López Reyes
Indiscutiblemente. Inequívocamente. Extraviadamente e inaceptablemente, el puritano de Danilo Medina se agazapa en el caparazón de la presunción de inocencia, en el Parlamento Centroamericano (Parlacen) y en los estropeados cartílagos de su Partido de la Liberación Dominicano (PLD). Pero, ¿quién puede incurrir en la felonía -¡valga mi Dios!- de sostener que, por lo menos, tuvo sospecha o alguna pista del engorde financiero de sus dolientes más recónditos y colaboradores militares más resueltos?
En las operaciones Antipulpo, Medusa, Caracol, Larva, Coral y Coral 5G están implicados en actos de corrupción y lavado de activos (por ahora se calculan en más de 100 mil millones de pesos) cinco hermanos del presidente del PLD: Alexis, Magaly, Aracelis, Lucía y Milcíades; sus cuñados Maxi y Alexander Montilla Sierra, y Luis Ernesto de León; primos y otros íntimos; su procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez; el jefe y el subjefe del Cuerpo de Seguridad Presidencial, generales Cáceres Silvestre y Julio Camilo de los Santos Viola, y otros oficiales superiores.
Aparte de que, con fines de aprendizaje académico por estar categorizado como un “genio estratégico” (dividió su partido con mandato oligárquico, no logró la reelección, derrotaron a su Penco y se ha derrumbado emocionalmente), sea estudiada su fisiología cerebral. ¿Merece Danilo Medina el galardón de ser el más desinformado y bobo del paisaje dominicano?
¿Cometería la más grande falacia denigratoria, ¡CARAJO!, quien lo señale como gestor, integrante o cómplice de un testaferrato? El que lo haga con el petitorio de que se ponga el saco de lana, el brazo secular y la coraza roja, tendrá que apretarse muy bien las faldas o pantalones, enderezarse los bigotes o los labios, limpiarse los pabellones auriculares y potencializarse la garganta.
Los malos augurios y la “maledicencia” han salpicado, acaso INJUSTAMENTE, a la figura de Danilo Medina, por su ingreso al Parlacen, inmediatamente abandonó la presidencia de la República. Amplios núcleos de la sociedad han interpretado que se incorporó a ese foro regional para evitar que en la cárcel no se le inflame el hígado. ¿Verdad o mentira? Funja usted, sin malicias, como el magistrado juez. Le recomendamos que, si airosamente se sale del Parlacen, despejará dudas.
Conocimientos adquiridos del fenómeno referido: cada ciclo que cruza, en el vuelo de la discordia y la ausencia de retrospectiva y los traspiés tácticos/estratégicos, demuestra que la excesiva afectividad con parientes y correligionarios en el ejercicio del poder estatal, se paga muy caro. Separado del descrédito, el alud de informaciones perturbadoras en la pandora de la sensibilidad, destrozan reputaciones e incuba estados anímicos clínicos ambientales, escondidos de los dirigentes y militares de su partido, lo que evidencia una cortedad de transparencia en los asuntos públicos.
En una figura relevante del traspatio (¿…?) parece que la “patología afectiva estacional” y el “trastorno del razonamiento” se han estado superando, paulatinamente, lo que reconforta para que, en su momento, pueda responder equilibradamente a los requerimientos de la justicia. La recuperación ha sido experimentada a raíz de que habría recibido una jornada de psicoterapia allende los mares (¿en Argentina?), especialmente luego del abandono del encierro hogareño y su participación discursiva en la “consulta electiva” interna de la organización durante el otoño-invierno de 2021 y otras actividades públicas posteriores.
En las vestiduras telares se mete paja y se extraen cuartos, como el alfarero que del barro hace monedas para su gallina gorda, que corrompe con brote de salivazos. Y es que San Dinero canta sus males, con espanto escalofriante. Y el oropel, que huele a infierno en su despliegue de humo y tos, puede ser bien servido, pero en la adversidad del ahogo y el enclaustramiento, aunque el testaferro propague los agentes químicos en la creencia de que el Diablo sabe más por diablo que por viejo.
El desplome ético/moral de un protagonista político/militar, teñido de cicatriz en la decepción colectiva, implora por el reposo en el huerto/oasis de la antigua y lejana campiña. La imprudencia de dirigir un agrupamiento de oposición, mirando dogmática y obstinadamente (como el perro huevero), atenta contra la paz interior y la salud corporal, porque los reveses se fusionan con el envejecimiento prematuro y encarrila hacia la hoguera. No acontece así en los que no se están poseídos por estas prendas: vergüenza, dignidad y valor.
Luce que, en el porvenir inmediato, unos se sacrificarían en plazas públicas para no ir a las ergástulas, a otros les reclamarían -por la dialéctica de los acontecimientos- que renuncien a la dirección de un partido en el filo de una encrucijada, para que no termine de hundirse en el pantano, y terceros se dedicarían a freir espárragos.
Danilo Medina: por el amor del Altísimo, no seamos tan tendenciosos o maliciosos acérrimos. No seamos inquisidores, caprichosos, soquetes ni inhumanos. Seamos compasivos y aspiremos apenas a que el ex mandatario sea investigado sobre el testaferrato, para que no sea procesado si no se presentan evidencias macizas e incuestionables, y sentenciado con ejemplaridad -para que la derrota ético/moral no siga ganando espacio- si irrefutablemente se comprueban las sospechas y las denuncias.