Por Milton Olivo

Bajo ninguna circunstancia deben aceptarse niños haitianos en las escuelas dominicanas. Ordenó el Presidente Trujillo.     Días después el Presidente Trujillo  anuncia que hará un recorrido a caballo por toda la frontera.

En su recorrido, divisa una bandera, le informan que es una escuela, se desmonta, y penetra. Tremenda sorpresa cuando ve varios niños haitianos sentados en una de las  aulas.

El Presidente Trujillo pregunta que donde está el director.  Le dicen que había enviado una excusa y estaba en su casa. Trujillo lo manda a buscar con un soldado, y le espera.

Cuando lo traen, y ve que es Trujillo que le espera,  cuentan que su rostro se puso como un papel.  Y   con toda su paciencia le dice el presidente Trujillo.

–         ¿A usted no se le informó mediante circular que quedaba prohibido aceptar niños haitianos en nuestras escuelas?

El director quedó  petrificado. A lo único que atinó fue a salir corriendo. Cuentan que Trujillo salió detrás de él  en su caballo, sacó su lazo, lo enlazó, y lo dejó colgando de un árbol, ahorcado.   Jamás, a nadie más se le ocurrió volver a cometer la misma  falta.

¿No merecen el mismo castigo, los mandatarios que traicionando su patria  han provocado y permitido esta invasión haitiana?

¿No merecen el mismo castigo los cónsules que traicionando su patria,  se han enriquecido vendiendo visas a nacionales haitianos en complicidad con sus superiores?

¿No merecen el mismo castigo, los militares que traicionando su patria, convirtieron la frontera en múltiples puntos de peajes dejando pasar haitianos a cambio de monedas?

¿No merecen el mismo castigo, los transportistas y traficantes de personas, que traicionando su patria, se dedican a traer haitianos al país?

¿No merecen el mismo castigo, todos aquellos que traicionando su patria, son cómplices de esta invasión que nos lleva a un baño de sangre, y la posible pérdida de nuestra soberanía?

El futuro de República Dominicana es una invasión en masa desde Haití, acompañado de un levantamiento de los que están dentro, habrá un derramamiento de sangre mayúsculo. Las potencias nos invadirán para forzar la fusión de las dos naciones en una.

Y los que, desde el poder,  se han dedicado a traicionar a su patria, como eso le ha dejado fortuna, los veremos llegando en helicópteros a los aeropuertos y viajando de emergencia fuera del país, mientras dejan al pueblo con el problema, la violencia, el derramamiento de sangre, las muertes  y la guerra.

Y luego, con el dinero que tienen, cuando la situación se haya pacificado, los que como ratas escondidas se libraron de ser ajusticiados por los dominicanos residentes en los países donde se fueron, volverán a tratar de ser los líderes del futuro.

Y claro, los mismos que también por búsqueda de dinero, siempre les han seguido, volverán a las calles nuevamente a tratar de engañar al pueblo, vendiéndolos como salvadores. Y la historia creen se repetirá..

Solo espero en Dios, que esto que escribo,  no se convierta en  una crónica de una historia anunciada. Y que la sociedad despierte, y exija la solución al problema migratorio. Porque los pueblos solo sufren aquellos males  que toleran.

Si tengo la íntima convicción, de que sin importar la situación, al final, por la fuerza de las armas,  el problema migratorio será resuelto, los ocupantes desalojados, la patria recuperada, y la bandera tricolor ondeará en el horizonte,  más arriba, mucho más.

El autor es escritor.