Por Oscar López Reyes
José Luis Corripio Estrada (Pepín) nos sorprendió con su tolerancia, magnanimidad y temple, entoldado en la humildad. En el 2003 pusimos en circulación el libro “Los oligopolios de la comunicación. Impacto sobre la democracia y el derecho a la información” y, en vez de crisparse en la colisión por su contenido, nos extendió una felicitación, y en una conversación telefónica sobre el tema, aceptó sin titubeos la invitación que le formulamos para que participara en un panel sobre la concentración mediática.
El certamen/debate en la Casa Nacional del Periodista, que condujimos como presidente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), laminó como memorable, por su originalidad, su masiva asistencia y porque tuvo como contrincante principal al legendario dirigente de izquierda Leopoldo Grullón, quien durante un tiempo dirigió el semanario Despertar…! y otros órganos alternativos.
Este emprendedor de alto relieve expuso con tranquilidad y franqueza absoluta, escuchó y contestó interrogantes en un auditorio abarrotado de colegas. Enmudeció a la concurrencia con la aseveración de que periodistas le ofertaron en ventas medios quebrados por ellos, porque no supieron administrarlos, y que con su adquisición los salvó y también amplió los puestos de trabajo.
En el intersticio 1984-1986 laboramos como periodista del diario Hoy, y a su dueño Pepín Corripio veía subir, mesurado, las escaleras que trasladaban a los despachos de los directores de este sustancioso matutino, Virgilio Alcántara, y del denunciativo El Nacional, Mario Alvarez Dugan (Cuchito). Un santo día alguien nos indicó quién era ese caballero reservado.
La luz alrededor de este gerente pluridimensional se encendió en distintos cruces posteriores, y cuando ocupamos la presidencia del CDP, fue el primero que respondió al llamado que hicimos para que los titulares mediáticos actualizaran sus deudas. Arribamos a un acuerdo modesto, pero muy útil por el precedente que significó para desembolsos postreros, como el superior arreglo -frente a nosotros cedió con extrema facilidad- con Ramón Báez Figueroa (Ramoncito), presidente del Listín Diario, Ultima Hora, El Expreso y El Financiero, poco antes del escándalo que lo llevó a prisión.
La apreciación hacia Pepín Corripio se acrecentó -el brillo comenzó a destellar- después de esas muestras gremiales y por su comportamiento con entrañables correligionarios del murmullo de las salas de redacción. Personalmente le reiteramos que nos atrajo con curiosidad al observar la permanencia en sus corporaciones de Radhamés Gómez Pepín, Juan Bolívar Díaz, Bolívar Díaz Gómez, Miguel Franjul, Bienvenido Alvarez Vega, Huchi Lora, Rafael Molina Morillo y otros confraternos del periodismo.
El relatado timón empresarial nos ha conferido una distinción especial. Nos telefonea para felicitarnos cuantas veces publicamos un libro, y cuando visitaba sus oficinas y no pasaba a saludarlo, también se quejaba. Antes de la pandemia, luego de terminar una reunión con su hijo Manuel Corripio Alonso, en la distancia le hicimos el saludo con la mano derecha, y nos motivó para que nos sentáramos frente a él, porque quería platicarnos.
En el 2018, junto a Alvarez-Vega, director de Hoy, presentó la propuesta para que nos incorporáramos como articulista de uno de sus órganos escritos, durante una sesión de sus principales ejecutivos. La aceptaron sin ninguna objeción, lo que impresionó a su hijo José Alfredo Corripio Alonso, quien así nos lo confesó. Desde entonces, la columna “Libre pensar” se publica los martes en El Nacional, sin una sola cortapisa ni sugerencia, aún en la daga de los juicios críticos más severos contra poderosos, lógicamente realistas y circunscriptos a los cánones legales.
Pepín Corripio declama la estabilidad y rentabilidad financiera (excesiva cortedad en el gasto y controles), y equilibrio democrático en las franjas de sus propiedades mediáticas, que incluye cuatro rotativos (El Nacional, Hoy, El Día y Listín Diario, en este acompañado de otros accionistas); tres canales (Teleantillas, Telesistema y Coral 39), cuatro emisoras (La Nota 95.7, HIJB 830 y Radio Listín Be 99.7 FM y 97.7 FM), Editora Corripio, Palacio del Cine y Digo Interactive Media Network, la primera y mayor red de servicios publicitarios digitales del país.
En el trecho de 33 años (1989-2022) hemos preservado la independencia por intermedio de un pequeño proyecto corporativo comunicacional, en el ombligo de prolongados y agonizantes trajines, pero sin las destrezas del regente de estos puntales informativos, serviciativos, solidificativos y recreativos. Esa singularidad nos permiten comprenderlo con preeminencia y valorar, aún más, sus capacidades para crear y mantener dispositivos de difusión y empleos, que en sus más de 30 unidades productivas suman unos 12 mil.
Por la experiencia vivida tras la exposición de novedosos razonamientos y atrevidos planteamientos bien investigados -que derrumban leyendas- en el ojo de la controversia, Pepín Corripio ha sido -sin exageración- más condescendiente, más comprensivo y más democrático conmigo que viejos camaradas que pregonan, de la boca hacia afuera, principios progresistas intransigentes. Lo hemos visto en aprietos por divulgaciones noticiosas y glosas urticantes, pero no ha ofendido macabramente, como ciertos colegas y comunicadores sin una miga de datos elementales. A todas luces, en parte su estilo indulgente ha industrializado sus triunfos.
Pepín Corripio rebosó de satisfacción en la tonada de un homenaje ofrendado por el Senado en la mañana del 5 de octubre de 2022, en el salón de la Asamblea Nacional, como gratificación por su dilatada trayectoria corporativa. Fulguró como una ceremonia representativa y emblemática, encabezada por el presidente Luis Rodolfo Abinader y acalorada por las más encumbradas figuras del empresariado, la política, los medios de comunicación y otras esferas comunitarias.
Nos adherimos a este testimonial reconocimiento -como abono también a su filantrópica donación, en el 2017, de 100 millones de pesos a 100 organizaciones de interés socio-comunitarias-, exhortando a asimilar su parágrafo de que “La suerte pasa de madrugada y la encuentran quienes se levantan muy temprano a trabajar (…). El éxito está reservado para quienes hacen algo extra y salen del montón”.