Por Milton Olivo
En la paz de estas navidades, reflexionando sobre el contexto político y social actual en la República Dominicana, caracterizado por la falta de liderazgos inspiradores, una creciente desconfianza de la ciudadanía, desafíos nacionales de magnitud y una sensación de frustración generalizada con la clase política tradicional y alternativa, surge la figura de Dio Astacio como un posible referente de esperanza y cambio.
Astacio, quien ha logrado gran visibilidad a nivel nacional, se destaca no solo por su formación académica sobresaliente, sino también por su capacidad para conectar con la gente a través de un mensaje de fe y compromiso. En una época donde la política se percibe como un espacio de promesas incumplidas y de división, Astacio se presenta como un candidato con una vocación de servicio genuina y un profundo sentido de responsabilidad social.
Conocido –por su presencia televisiva- en todas las regiones del país, Dio Astacio ha logrado y posee una red de influencia que va más allá de los límites tradicionales de la política, en especial en el universo nacional de la Fe. Su vocación de servicio ha quedado demostrada no sólo a través de sus declaraciones y posturas públicas, sino también en su trabajo en diferentes iniciativas comunitarias y ahora con sus extraordinarios logros como alcalde del municipio más grande del país, Santo Domingo Este, más su cercanía emocional con las bases sociales que sienten que los partidos tradicionales no los representan.
Astacio, al ser considerado uno de los hombres más cercanos al actual presidente Luis Abinader, no solo se proyecta como un legado de la gestión actual, sino también como el «delfín» de un liderazgo que pretende trascender más allá del mandato presidencial. Este vínculo estratégico con Abinader podría darle una ventaja clave en la transición política, dado que el mandatario ha sido percibido por muchos como un líder de cambios y renovaciones, un hecho que probablemente beneficiaría a Astacio si logra capitalizar la popularidad de su mentor y su mensaje de continuidad con un toque de nuevas propuestas.
Uno de los elementos que más resalta en la propuesta de Dio Astacio es su formación académica, su sensibilidad social y su vocación de servicio, que, según sus cercanos, le ha otorgado una visión integral sobre los problemas del país. Este componente es clave en su discurso, pues se presenta como un político preparado, alejado de la improvisación, y comprometido con soluciones reales.
Astacio no es ajeno a las expectativas de un país que necesita transformaciones profundas. En sus intervenciones, resalta la importancia de la fe como estandarte de su propuesta, no solo desde un punto de vista religioso, sino también como un impulso para la confianza y el compromiso con el futuro del país. En un momento donde los ciudadanos se sienten desilusionados y cínicos respecto a la política, la fe, tanto en la dirección del país como en sus capacidades personales, es uno de los puntos más destacados de su narrativa.
El panorama político de la República Dominicana está siendo redefinido por nuevas generaciones de líderes que buscan recuperar la confianza de una población que se siente marginada por el sistema tradicional. Dio Astacio, con su perfil renovador y su conexión con las bases, se posiciona como una alternativa viable para aquellos que desean un cambio real, sin sacrificar los logros alcanzados por la administración de Luis Abinader.
El legado-delfín de Luis Abinader podría representar un puente entre la continuidad y la renovación, dando esperanza a aquellos que buscan un líder con formación humana, visión y una agenda que priorice a la gente por encima de los intereses políticos tradicionales.
En este contexto, el futuro de Dio Astacio en la política nacional podría no solo depender de su cercanía con Abinader, sino también de su capacidad para articular un mensaje claro y coherente, capaz de inspirar a una nación cansada de promesas vacías y de liderazgos desgastados.
Si logra cumplir con esta tarea, es posible que el nombre de Dio Astacio no solo quede marcado en la historia como el legado-delfín de Abinader, sino como un líder con la capacidad de transformar el destino de la República Dominicana.
El autor es escritor, y presidente de la corriente política Quisqueya Potencia-PRM