La administración del presidente estadounidense, Donald Trump, quiere reducir los niveles de corrupción y crimen en Latinoamérica, especialmente en la región del Triángulo Norte, para disminuir el número de inmigrantes que entran ilegalmente en EE.UU. huyendo de esos países.
Un responsable del Departamento de Estado, Kenneth Merten, explicó que la estrategia “a largo plazo” del Gobierno estadounidense en esa región pasa por combatir las malas prácticas de los gobernantes de esas naciones y el daño que causa el crimen organizado en Guatemala, Honduras y El Salvador.
Merten, que es subsecretario adjunto principal interino del Departamento de Estado, consideró que la corrupción “corroe las instituciones y la confianza en la democracia” y provoca que la gente escape buscando mejor vida. Estas declaraciones del funcionario llegaron después de que varios legisladores del comité le recordaran a él y a la directora de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) para Latinoamérica, Sarah-Ann Lynch, la importancia de abordar los problemas de la región.
Durante la audiencia, los miembros de la Cámara pusieron especial énfasis en la crisis humanitaria de Venezuela, la violencia en Nicaragua y el Gobierno de Cuba.