Washington.- El Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, golpeó hoy la debilitada economía de Turquía al anunciar una subida de aranceles al acero y aluminio de este país hasta el 50 % y 20 %, respectivamente, después de que la lira turca se haya depreciado fuertemente en las últimas horas.
“Acabo de autorizar que se doblen los aranceles sobre el acero y el aluminio de Turquía ya que su moneda, la lira turca, se deprecia rápidamente hacia abajo contra nuestro fuerte dólar”, señaló Trump en su cuenta oficial de Twitter.
“(Los aranceles) al aluminio ahora serán del 20 % y al acero del 50 %. ¡Nuestras relaciones con Turquía no son buenas en este momento!”, añadió el mandatario. La Casa Blanca emitió un comunicado poco después en el que detalló que Trump ha dado luz verde “a la preparación de documentos para incrementar aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedente de Turquía”.
La oficina presidencial precisó que este tipo de gravámenes será impuesto “por amenazar la seguridad nacional del país, la independencia en negociaciones de comercio o cualquier otra cuestión” definida en una disposición legal conocida como Sección 232, que permite a Trumpimponer aranceles unilateralmente.
Después del anuncio de EE.UU., la lira turca llegó a depreciarse hoy un 20 %, tras haber superado a lo largo de la jornada la barrera de las seis unidades por dólar, en medio del nerviosismo de los mercados por las sanciones y la interferencia del Gobierno turco en la política monetaria.
La lira ya cayó este jueves un 5 % frente al dólar y el euro, y en una semana acumula una devaluación de alrededor del 20 %, hasta tocar su mínimo histórico frente a las divisas de referencia.
Los expertos atribuyen la depreciación de la moneda turca a la fragilidad de la economía del país euroasiático, basada sobre todo en el consumo interno, con un alto déficit comercial y necesitada de inversiones extranjeras.
Antes de que Trump hiciera pública su intención, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pidió hoy a la ciudadanía que cambie “los dólares y el oro que tengan bajo el colchón” por liras turcas con el objetivo de frenar la caída de su moneda.
Esta petición, sin embargo, no tuvo el efecto deseado por Erdogan, ya que durante la hora que duró su discurso la lira se volvió a depreciar de forma aguda, pasando de 5,92 a 6,24 unidades por dólar, aunque después se recuperó ligeramente.
Las relaciones entre Washington y Ankara no pasan por su mejor momento, después de que el Gobierno de Estados Unidos anunciara hace una semana la imposición de sanciones económicas contra los ministros turcos de Justicia, Abdülhamit Gül, y de Interior, Suleyman Soylu, por su papel en el arresto en Turquía del pastor protestante estadounidense Andrew Brunson.
La Fiscalía turca pide hasta 20 años de cárcel para el religioso al considerar que tiene lazos con el proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la guerrilla secesionista kurda de Turquía, y que está vinculado también con la red del predicador islamista Fethullah Gülen, exiliado en EE.UU. y al que Ankara achaca el fallido golpe de Estado de 2016.
Trump calificó de “vergüenza total” que Turquía no haya liberado ya a Brunson, que, a su juicio, “lleva demasiado tiempo como rehén”. Esta situación parece haber sido el detonante de la tensión en una relación que ya estaba marcada por las discrepancias sobre el apoyo de EE.UU. a las milicias kurdas en Siria en la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI), una cuestión que Erdogan ha criticado abiertamente en reiteradas ocasiones, entre otras cuestiones.
El aumento de los aranceles, anunciados por Washington, a los metales turcos abre la puerta a un nuevo episodio en la escalada de tensión entre ambos países, que crece día a día.