Hace varios días, en su cuenta de Twitter, tras el paso de la tormenta Beryl, nuestra vicepresidenta, quizás sin ser su intención, nos llamó “sucios”.
“La diferencia entre un país limpio y un país sucio sigue siendo la cultura de sus habitantes”, expuso en su red social de Twitter.
Una persona de su envergadura, que representa un Estado, debe tener cuidado al dirigirse a toda una nación y a lo que piensen en el exterior de nosotros, siendo su comentario de dominio público. Las redes sociales son comidillas para entretener, pero la dignidad de una mujer, que representa a todas las demás, debería ser comedida e incluso elegante en su reaccionar.
No sé cuantas personas se han sorprendido con este comentario, ¿somos sucios los dominicanos?
Margot, como le llaman sus más cercanos, tiene que respetar a cada dominicano que representa, saber lo que dice como mujer, pues sus palabras dan mucho por entender y entrever. La pregunta es, ¿Somos sucios los dominicanos?, ¿Nuestras madres nos han criado en una cultura de suciedad? Mas cuando sales a las calles, no ves zafacones de basura, caminas y caminas buscando uno, entonces, vale decir, no somos culturalmente sucios. Tenemos autoridades que no cumplen su deber de respetar nuestra dignidad.
Nicaury Rodriguez
Comunicadora