Editorial 11-9-2017

Sin instituciones que funcionen la democracia es una utopía, una falacia, un instrumento que utilizan los detentadores del poder político y económico para salirse con la suya en menoscabo de la sociedad.

Una de las herramientas más importantes con que cuenta una democracia para ser verdadera e institucional es la justicia, pues sin justicia la democracia no es más que una quimera, no es más que una gran mentira.

La democracia sin justicia es un paraíso para los indignos,  es el averno para los honestos.

La justicia dominicana no funciona, peor aún, es selectiva, castiga sin piedad al despojado de fortunas y trata con manos de seda a políticos y empresarios corruptos.

Encolerizada por esta realidad insoslayable es que la fiscal del distrito nacional Yeni Berenice Reynoso afirmó en su tui que el garantismo penal en República Dominicana solo se aplica a ricos y políticos.

Las declaraciones de la fiscal se producen tras el otorgamiento de garantías económicas otorgada por la justicia a los imputados del caso Odebrecht, Ángel Rondón Rijo y Víctor Díaz Rúa.

El juez Francisco Ortega Polanco varió la medida de coerción de prisión preventiva a libertad a Rondón mediante el pago de una garantía económica de 70 millones de pesos y de Víctor Díaz Rúa, con garantía de 50 millones.

En definitiva, la justicia dominicana no solo es selectiva, sino que sede a las presiones.

En este caso, la justicia dominicana fue altamente pusilánime al implementar medidas de coerción muy fuertes e injustificadas, cediendo a las presiones de la sociedad específicamente de la marcha verde.

Ahora, cambia su decisión inicial por medidas de coerción más benignas, cediendo a la presión política.

Igual pasa con las sentencias que se emiten a narco traficantes, estafadores, lavadores de activos, falsificadores de medicamentos, y con todo aquel que ostente poder económico, poder políticos o ambas a la vez.

Sin embargo existe una cantidad inmensurable de presos preventivos, pero como son pobres, que se pudran en la cárcel.

La justicia es un pilar fundamental en una sociedad democrática y como no la tenemos nos sentimos desprotegidos por el Estado.

Tenemos una justicia selectiva, pusilánime y que emite dictámenes y sentencias atendiendo a la presión mediática, por tanto no contamos con instituciones democráticas, en consecuencia, nuestra democracia es una utopía, una mentira.