New York- Las elecciones parciales celebradas ayer en Estados Unidos han dejado como resultado un Capitolio dividido, sin grandes mayorías para ninguno de los dos partidos.
Los demócratas se hicieron con una cantidad suficiente de escaños como para controlar la Cámara de Representantes, desde la que podrán liderar ahora la oposición a Donald Trump y bloquear activamente sus medidas más controvertidas, como la construcción del muro con México.
Los republicanos, por su parte, mantienen el control del Senado, y se ven obligados a negociar a partir de ahora todas las leyes que pretendan aprobar.
Tanto republicanos como demócratas defendieron durante la campaña electoral que las elecciones de ayer eran un plebiscito sobre el presidente. El resultado es que EE.UU. amanece este miércoles aún más dividido.
El clima de tensión política que ha dominado el breve gobierno de Trump sólo va a aumentar a partir de ahora, tras una campaña en la que el presidente ha optado por avivar la confrontación. A sólo dos años de las elecciones presidenciales, los demócratas intentarán boicotear la agenda del presidente. Este, por su parte, comienza hoy su batalla por la reelección.