Santo Domingo, enero del 2018.- El experto en Real Estate, Osvaldo Bello, asegura que el condohotel es una oportunidad de inversión en República Dominicana. Según el director comercial del proyecto Cana Rock, esta figura comercial es óptima para todo tipo de inversores, desde aquellos que destinan su primer capital hasta quienes diversifican sus opciones y optan por posibilidades que otorguen previsibilidad, seguridad y lógicamente rentabilidad. “Los condohoteles prevén un 6% anual de ganancias, superando ampliamente a cualquiera de las inversiones tradicionales, esto hace que sea un producto muy atractivo”.
El condohotel es un hotel cuyas habitaciones pertenecen a inversionistas individuales. Cada habitación es una unidad funcional de la cual su dueño posee título de propiedad. “El inversionista forma parte de un pool, por lo que las ganancias son distribuidas equitativamente entre todas las habitaciones, sin importar cuál estuvo ocupada y cuál no durante el período. Todas las unidades participan de igual manera de las ganancias del hotel”, señala Bello.
Según el especialista, los dueños no se tienen que preocupar de la administración de este producto porque de ello se encargan los especialistas en gerencia. “El fideicomiso es el encargado de contratar a los empleados, promocionar las habitaciones, pagar todos los gastos y distribuir entre los inversionistas”.
La inversión se ve respaldada por la seguridad de adquirir un bien inmobiliario, destinado a la economía real. “Los condohoteles no dependen de las fluctuaciones cambiarias ni de los imprevistos de los mercados financieros, por lo que otorgan estabilidad y seguridad a la hora de invertir”.
La principal ventaja del condohotel antes las inversiones tradicionales inmobiliarias es la proyección de mayor rentabilidad, comparada con un alquiler de una vivienda, que en pocas ocasiones supera el 3% anual. “Los condohoteles además actualizan diariamente sus tarifas, por lo que los valores son ajustados por inflación en forma automática, algo que no se logra con los contratos de alquiler, en los que el propietario queda atado a valores fijos, viéndose obligado a adivinar cuál será la inflación futura y convirtiéndose así en una fuente adicional de incertidumbre”.