Por: Juan Mota
La palabra poiesis viene de la raíz griega y es traducida como capacidad creadora (producir, hacer, engendrar, hacer aparecer), por ejemplo, para Platón, la poiesis es la causa que convierte lo no-ser en ser. Sin lugar a dudas que se convierte ella en una exquisita forma de conocimiento filosófico al importantizar la conceptualización creadora y la dimensión lúdica.
De la poiesis emana el término poesía lo que evidencia el hecho de que la poesía es una de las formas más completas de crear conocimientos, ideas nuevas soñadoras y utópicas, capaces de desvelar el misterio del ser. Hieidegger la define como la iluminación en su sentido más amplio y profundo.
La poiesis es el fenómeno que permite el surgimiento, a partir de la vinculación entre la percepción y otros elementos cognitivos, de una entidad nueva de carácter gnoseológico, conceptual, hermenéutico y estético.
Pero quiero detenerme un poco en la relación que existe entre la poiesis y el proceso de enseñanza -aprendizaje. A lo largo de algunos años he percibido desinterés, apatía y un deterioro enorme en la capacidad de los estudiantes para aprender, aprehender, saborear (sapere) y degustar del conocimiento y la sabiduría. Se nota un distanciamiento por parte de maestros y estudiantes hasta del hábito de la lectura y también me da la impresión de que existe hoy un estudiantado que lo único que busca es ir a clases porque son “casi obligados”, conseguir un título y tirarlo en la casa, pero no creo que exista a voluntad de saber, crear nuevas ideas que sean transformadoras y facilitadoras de un nuevo orden social y convivencial de cuño mundial.
A nuestros estudiantes parece ser no les interesa potenciar el aprendizaje como un acto creativo y redentor. Ahora bien, de qué manera se sentirían motivados si los maestros que deberían ser prototipos están sumergidos en el mar del descuido y la indiferencia?
La educación actual deberá abocarse a un proceso de metamorfosis urgente si quiere recuperar el terreno perdido, fomentando en los maestros el espíritu de servicio afincado en la vocación y entiendo que a partir de la poiesis nos estaremos agenciando esta posibilidad. Maestros, pedagogos y facilitadores pertrechados con herramientas cognoscitivas y didácticas podrán servir de acicate a millones de ávidas mentes que sólo esperan el testimonio de figuras paradigmáticas para que, de forma casi milagrosa, empiecen a fluir ideas nuevas y conocimientos actualizados tendentes a construir una sociedad más potable, más justa e intelectualmente de avanzada.
Es urgente enseñar a los estudiantes el hábito de la lectura y el arte de crear ideas y formas nuevas de pensar. No se puede entender ni asimilar el hecho de que muchos de nuestros estudiantes no incursionen hoy en el fascinante mundo de la lectura, la poesía, ni conozcan poetas, que no puedan aprender a elevarse a las alturas del discurrir intelectual sobre las realidades humanas y supra humanas. La poiesis puede ser un buen aliado en el proceso educativo moderno, en esta trascendente revolución educativa que se está realizando en el país permitiendo que los estudiantes sean motivados a leer, a crear, a escribir, a conceptualizar, a engendrar nuevas ideas y plasmarlas como legado para las generaciones postreras.