Hace tres décadas, los US$350,000 que logró de bono como primera selección del draft el lanzador de los Orioles Ben McDonald era el tope. Pero en 1990 el agente Scott Boras convenció a los Atléticos de que un aficionado costaba siete dígitos y lo logró con Todd Van Poppel (US$1,2 millones).
Apenas seis años después el poco grato para los equipos, Boras, persuadió a los Yankees de que un latino también podía saltar el umbral y los Mulos dieron US$1,6 millones al jardinero venezolano Jackson Melián en 1996.
El fenómeno llegó a República Dominicana en 1997 con Josephan Bernhardt (US$1,100,000 con los Blue Jays), pero una década después se pluralizó.
Van Poppel fue un lanzador de -0.4 WAR en 11 años en el Big Show, Melián navegó hasta AAA y Bernhardt no superó A+, pero sus fichajes cambiaron para siempre el chip a los equipos sobre el valor del talento en una edad temprana donde acertar es más difícil que batear las rectas de dos costuras de Max Scherzer.
Desde Bernhardt hasta 2018 los equipos de las Grandes Ligas apostaron US$216,389,050 para reclutar a 114 prospectos dominicanos que recibieron bonos de al menos un millón. Una lista que puede sumar otros 16 si las rúbricas del martes se materializan en los próximos 90 días.
Si bien en la primera el grupo quedó a deber en función de las expectativas (Ricardo Aramboles, Wily Mo Peña, Willy Aybar, Joel Guzmán, Ángel Villalona, Fernando Martínez) la promoción siguiente con tiempo para estar en la MLB (2008-2013) presenta resultados halagüeños.
Pero entre aquellos 51 duartianos que se bañaron en dólares entre 1997 y 2013 hubo 17 (33%) que alcanzaron el máximo nivel.
Todavía lejos de ese 73% de primeras rondas del draft de EEUU, que entre 1981-2010 alcanzó el Big Show, pero con la tendencia al alza.
De ahí que los equipos no deparen en apostar todo lo disponible cuando identifican un talento especial.
Entre 2008-2013 se entregaron 38 bonos de un millón o más. De ese grupo hay ocho jugadores en las plantillas de la MLB este 2019; Miguel Sanó, Gary Sánchez, Carlos Martínez, Nomar Mazara, Ronald Guzmán, Adalberto Mondesí, Dawel Lugo, Amed Rosario, Eloy Jiménez y Rafael Devers.
Pero hay 12 que ya se retiraron con menos de 27 años de edad, cinco son agentes libres, uno juega en México (Juan Carlos Paniagua), otro en Canadá (Villalona) y Luis Enrique Acosta cumple una condena por su vinculación a una banda criminal. Los otros 10 están en ligas menores.
Al lanzador vegano Christopher Acosta los Medias Rojas dieron US$1,5 millones en 2014, debutó la temporada siguiente en la liga de novatos, en los entrenamientos de 2016 abandonó el club y desde entonces no ha vuelto a ver acción.
Más agresivos
Solo Orioles y Piratas no han hecho apuestas millonarias por criollos.
De los otros 28 equipos nadie ha sido más agresivo que los Yankees, con los Marineros picando los talones. Los Mulos han lanzado la red US$17,714,001 por nueve quisqueyanos y solo Gary Sánchez se ha graduado.
Seattle lleva 10 y US$14,800,000 sin que de momento estrene alguno. Les siguen Mellizos (5 y US$12,950,000), Rangers (5 y US$12,650,000), Cachorros (6 y US$11,400,000) y Azulejos (4 y US$9,800,000).
Los Angelinos, que se estrenaron en 2018, ocupan la cola con uno por US$1,000,000 (Alexander Ramírez).
Los cinco años para desarrollo
Cuando un equipo firma a un jugador menor de 18 años tiene cinco temporadas para desarrollarlo antes de exponerse a perderlo en el sorteo de Regla 5. Entre 2014-2018 se entregaron 63 bonos millonarios. De ese grupo ya se han graduado Vladimir Guerrero Jr., y Juan Soto, ambos de la clase 2015. Wander Franco, de 2017, proyecta llegar pronto.