San Sebastián.- Indomable y comprometida como la actriz a la que da vida en “Seberg”, Kristen Stewart ha aportado un soplo de aire fresco en la apertura del 67 Festival de Cine de San Sebastián, defendiendo el feminismo como su “segunda piel” y retando los estándares de apariencia que se espera de una estrella del cine.
“No es cuestión de polarizar, hay grandes películas sobre mujeres hechas por hombres pero necesitamos también la perspectiva femenina en el cine”, ha dicho la actriz californiana en una entrevista con un grupo de periodistas, convencida de que las cosas están cambiando: “Me siento muy motivada y acompañada”, ha dicho.
Durante la entrevista, en una suite del Hotel María Cristina, Stewart luce unos pantalones arremangados, deportivas y calcetines estirados hasta media pierna. Lleva una camisa de rayas por fuera, cazadora de cuero y el pelo revuelto, una apariencia desenfadada y al mismo tiempo estilosa. Habla como una ametralladora y suelta tacos con naturalidad, interpelando a su interlocutor.
Célebre por la saga “Crepúsculo”, en los últimos años se ha volcado más en el cine de autor y ha filmado con directores como Olivier Assayas, Woody Allen o Ang Lee. Dice que siente que tiene mucho en común con Jean Seberg, la icónica actriz francesa de la Nouvelle Vague a la que da vida en “Seberg”, la película que ha inaugurado este viernes la sección Perlas del Zinemaldia.
PREGUNTA.- ¿Se considera cinéfila?
RESPUESTA.- No en el sentido académico de haberlo visto todo, pero amo el cine, mi vida es hacer películas y ver películas, es casi algo físico, no sabría cómo vivir mi vida de otro modo.
P.- La película se centra en la vigilancia y acoso que Seberg sufrió por parte del FBI debido a su implicación, romántica y política, con el activismo de los Panteras Negras. Pero ¿qué aportó Jean Seberg al cine?
R.- Se dio a sí misma. Hoy puede parecer obvio, cuando el público acepta mejor la interpretación como exploración y no como soltar un material preparado, pero en los 60 las críticas podían ser muy violentas. En esa época las actrices no podían hacer preguntas y se esperaba que hicieran unos papeles muy específicos. Es algo con lo que ella no podía. Necesitaba seguir su instinto, aunque no supiera a dónde le iba a llevar. Ha sido muy inspirador para mi, ese tipo de actuación y de compromiso exige valentía, especialmente para una mujer.
P.- ¿Siente que cada vez hay papeles más poderosos para las mujeres?
R.- Las cosas están cambiando, vivimos un periodo de crecimiento acelerado, contando un montón de historias que no han sido contadas. No es cuestión de polarizar, hay grandes películas sobre mujeres hechas por hombres pero necesitamos también la perspectiva femenina en el cine. Me siento muy motivada en este clima y es algo contagioso.
P.- La fama ha cambiado desde los 60 a hoy pero ¿hay algo que haya aprendido sobre ser una estrella con esta película?
R.- En este trabajo hay una enorme presión para satisfacer a la gente. Pero incluso cuando haces cosas radicales o imprudentes, lo que quieres es que la gente se acerque, no que se aleje. Jean Seberg intentó ser honesta y eso la destruyó. Personalmente nunca he sentido ese grado de escrutinio, aunque el mío ha sido jodidamente intenso… En todo caso, no ha sido por mi trabajo sino más bien por tonterías.
P.- En la película, Seberg se plantea qué quiere la gente de una estrella de cine. ¿Qué opina al respecto?
R.- Los actores se dedican a esto por diferentes motivos. Hay gente que adora la atención y la posición que obtienes, pero no hacen películas que planteen preguntas sino que se limitan a empaquetar y entregar ideas sobre ser famoso y ‘cool’ y tener mucho dinero. Odio todo eso, que se da especialmente en América, donde tenemos menos cultura del cine y más del entretenimiento y el escapismo y hacer dinero eso.
P-. ¿Qué implica esa idea?
R.- Implica que se atribuya al público unos derechos sobre la estrella: ellos te han puesto ahí, gracias a ellos lo tienes todo así que debes darles lo que quieren. Entiendo la teoría de eso pero lo rechazo completamente, yo nunca firmé eso en ningún lado, aunque casualmente he estado implicada en proyectos muy exitosos en un sentido monetario.
P.- Seberg utilizó su fama para apoyar causas activistas. ¿Qué opina de la responsabilidad de la fama?
R.- Jean quiso usar su poder y visibilidad para bien, pero se volvió en su contra. Su compromiso habla sobre la valentía que requiere ser actor, ser visible, exponerte, no para lograr la fama sino para construir puentes y para transmitir algo de verdad. Creo que mientras partas de algo verdadero, es fácil dormir bien por las noches, aunque a veces salgas escaldado.
P.- ¿Qué conexiones siente con el tipo de actriz que era Seberg?
R.- Siento ese compromiso con la verdad. Me interesa la ambigüedad, las culturas que aceptan el cine como algo abierto y no perfectamente empaquetado. Me identifico también con esa sensación de ver cómo los medios distorsionan tu verdad, estar comprometido con algo y ver cómo eso se da la vuelta y es usado en tu contra.