LOS ÁNGELES (EE.UU.).- Maquiavélico, escalofriante y muy retorcido, el Joker tiene la habilidad de lograr lo que desee cueste lo que cueste. Algo así ha aprendido de ese papel Joaquin Phoenix, que el domingo “exigirá” el Óscar que le debe la Academia de Hollywood por su mayúsculo y desbordante trabajó en “Joker”.
La más que previsible victoria de Phoenix (ya triunfó en los Globos de Oro, los Bafta y los galardones del Sindicato de Actores SAG) dejará víctimas colaterales de un talento excepcional como Adam Driver (“Marriage Story”), Leonardo DiCaprio (“Once Upon a Time… in Hollywood”), Jonathan Pryce (“The Two Popes) y, sobre todo, un Antonio Banderas memorable en “Dolor y gloria”.
Pero a los nominados les quedará el no pequeño consuelo de haber sido candidatos en un año de feroz competencia por el Óscar a mejor actor: Robert de Niro (“The Irishman”), Adam Sandler (“Uncut Gems”), Eddie Murphy (“Dolemite Is My Name”), Christian Bale (“Ford v Ferrari”) o Taron Egerton (“Rocketman”) fueron algunos damnificados por el elevadísimo nivel de actuaciones masculinas.
JOAQUIN PHOENIX, LA SONRISA DEL GANADOR Una de las cosas que adora la Academia de Hollywood es hacer justicia y premiar, por fin, a un artista que ha sido nominado en numerosas ocasiones.
Joaquin Phoenix, uno de los grandes intérpretes de las dos últimas décadas, encaja perfectamente en ese retrato, ya que esta es su cuarta candidatura a la estatuilla.
También estuvo fabuloso en las anteriores tres (“Gladiator”, 2000; “Walk the Line”, 2005; y “The Master”, 2012), pero todo palidece en comparación con lo que logró en “Joker”: una película sostenida de pe a pa por su abrumadora interpretación y que con 1.078 millones de dólares es la cinta para adultos más taquillera de la historia.
Dueño de una carrera modélica que incluye otras joyas como “Her” (2013) o “Inherent Vice” (2014), Phoenix podría seguir los pasos de su amigo Heath Ledger, quien ganó el Óscar de forma póstuma por su papel del Joker en “The Dark Knight” (2008).
Y, con el permiso de la espléndida vena cómica de Brad Pitt, el discurso de Phoenix promete ser uno de los más destacados de los Óscar después de su intervención ecologista en los Globos de Oro y de sus críticas a la falta de diversidad en el cine en los Bafta.
ANTONIO BANDERAS, UN GLORIOSO RETORNO Con una delicadeza sobrecogedora, con una finura maravillosa. Así encarnó Antonio Banderas a Salvador Mallo, el alter ego de Pedro Almodóvar, en “Dolor y gloria”, una película que le ha dado la primera e incontestable nominación al Óscar de su trayectoria.
Como “Dolor y gloria” con la surcoreana “Parasite”, Banderas se ha topado en su carrera a la estatuilla con un titán como Joaquin Phoenix.
Pero por el camino el español se ha hinchado a triunfos: Palma de Oro al mejor actor en Cannes; y mejor actor de la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles (LAFCA), del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York (NYFCC) y de la Sociedad Nacional de Críticos de Cine de EE.UU. (NSFC).
Banderas ha desfilado radiante y desprendiendo alegría por cada una de las alfombras rojas que ha pisado, no solo por su exitosísimo reencuentro con Almodóvar sino por los insospechados giros del destino: su cima en el cine ha llegado justo tres años después de que un infarto casi acabara con su vida.
ADAM DRIVER, CHICO PARA TODO Uno tiene la sensación de que Adam Driver es omnipresente, sea como villano en “Star Wars”, con el corazón roto en “Marriage Story” (2019) o hasta como presentador en “Saturday Night Live”. Pero en todas las ocasiones, este exmarine acaba comiéndose la pantalla.
La carrera de un actor, especialmente de los más jóvenes, se puede calibrar por los directores para los que ha trabajado, y ahí Driver, de 36 años, tiene pocos rivales: Martin Scorsese (“Silence”, 2006), Jim Jarmusch (“Paterson”, 2016), Spike Lee (“BlacK Klansman”, 2018), Steven Soderbergh (“Logan Lucky”, 2017) o Rian Johnson y J.J. Abrams en la última trilogía de “Star Wars”.
Su desolador a la vez que tierno cara a cara con Scarlett Johansson en “Marriage Story”, la cuarta película en la que ha colaborado con el director Noah Baumbach, le ha dado su segunda nominación a los Óscar.
Con la manía de no ver nunca sus películas una vez que están hechas, Driver es un talento incuestionable de Hollywood: que este año no se llevará el Óscar es bastante previsible; que en un futuro no muy lejano acabará ganando una estatuilla, también.
LEONARDO DICAPRIO, CEDIENDO EL PROTAGONISMO Hace cuatro años, los Óscar tenían nombre y apellido: los de Leonardo DiCaprio, que tras cinco nominaciones (incluida una a mejor película por “The Wolf of Wall Street”, 2013) por fin se alzó como vencedor gracias a “The Revenant” (2015) de Alejandro González Iñárritu.
DiCaprio volverá al Dolby Theatre con su delicioso papel en “Once Upon a Time… in Hollywood” de Quentin Tarantino, la primera película que rueda desde que ganó el Óscar y con la que regresará a la gran gala del cine muy consciente de que la gloria esta vez le corresponde a otro.
No obstante, sería injusto menospreciar su labor en “Once Upon a Time… in Hollywood”, donde el público pudo disfrutar de lo lindo de la faceta más traviesa y relajada de un actor dado a la intensidad y el sufrimiento en la pantalla (solo hace falta recordar la extrema “The Revenant”).
Además, a DiCaprio le quedará el muy posible y dulce consuelo de ver sobre el escenario de los Óscar a su colega Brad Pitt, el máximo favorito a anotarse el galardón a mejor actor de reparto.
JONATHAN PRYCE, EL PAPA AMABLE Uno puede creer o no en Dios, pero resulta difícil no inclinarse ante el despliegue interpretativo de Jonathan Pryce en “The Two Popes” metiéndose con una grandísima destreza en la piel del papa Francisco.
El veterano actor británico ya había sido objeto de cariñosas bromas en internet cuando su papel del temible místico High Sparrow en “Game of Thrones” recordó, por su apariencia, a Francisco, por lo que fue un fichaje más que apropiado para dar vida a un amable Jorge Bergoglio en la cinta de Netflix dirigida por el brasileño Fernando Meirelles (“Cidade de Deus”, 2002).
Sorprendentemente lúdica, sobre todo teniendo en cuenta lo farragoso que podía haber sido una cinta con complejos dilemas católicos entre papás, “The Two Popes” brilló con la acertadísima dupla formada por Jonathan Pryce y Anthony Hopkins (como Benedicto XVI) y con un estupendo guion firmado por Anthony McCarten.
Así, los Óscar saludaron a la santísima trinidad de “The Two Popes” con un triplete de nominaciones: mejor actor para Pryce, mejor actor de reparto para Hopkins y mejor guion adaptado para McCarten.