GUATEMALA. La visita del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, a Centroamérica no frenará la migración irregular mientras los países del Triángulo Norte, una de las zonas más pobres y violentas del mundo, no creen condiciones de vida para una gente que huye despavorida en busca de un futuro.
Tampoco lo hizo la de su predecesor Joe Biden en 2014. Ni la del presidente George W. Bush en 2007. Las razones que motivaron a ambos eran las mismas que enviaron a Pence este jueves a Guatemala: acabar con el éxodo migratorio centroamericano, que sigue en aumento.
Solo en los primeros seis meses del año, 150.000 guatemaltecos, salvadoreños y hondureños han llegado a la frontera sur de Estados Unidos. Una cifra que elevó la preocupación en la administración de Donald Trump y que, para atajarla, emprendió una serie de medidas conocidas como “Tolerancia Cero”.
Pero entre estos preceptos hubo uno que dio la vuelta al mundo: separar a los menores de sus padres y sus familiares y encerrarlos en jaulas mientras no concluía su proceso de deportación. Solo esta decisión, que causó una conmoción mundial, provocó que Honduras, Guatemala y El Salvador elevaran el tono de sus críticas.
Los tres países, que conforman una de las zonas más violentas y pobres del mundo -el Triángulo Norte de Centroamérica-, se unieron para criticar esa postura, pero tienen que ser conscientes de que mientras no creen prosperidad y seguridad la gente seguirá escabulliéndose para perseguir la hipérbole del sueño americano.
Los Estados se han centrado en combatir la criminalidad y en dificultar el desplazamiento en la conocida como “segunda frontera” -el Triángulo Norte de Centroamérica-, sin entender las necesidades de la migración. Pero construir barreras para migrantes y refugiados solo empeora la crisis humanitaria y fortalece las redes ilegales.
Aún así esas fueron las recomendaciones que el vicepresidente Pence le hizo a los presidentes de Honduras, Juan Orlando Hernández; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y Guatemala, Jimmy Morales, para frenar el “éxodo migratorio”: combatir la criminalidad y el narcotráfico o reforzar su presencia en las fronteras.