Al ocurrir una parada cardiaca y respiratoria en una persona, los primeros seis minutos son cruciales para lograr revertir dicho evento, incluso quedar sin secuelas o consecuencias. Está en nuestras manos la oportunidad de elegir y salvar una vida, por cada minuto de retraso se pierde un 10 % de posibilidad de reanimación. Es una técnica que permite mantener la oxigenación de los principales órganos, con compresiones torácicas, en situaciones donde la persona no tenga pulso, no respire, o haya tenido un evento súbito de pérdida de conciencia, donde haya cesado la respiración y la circulación.

Esta técnica no solamente debe ser practicada por profesionales de la salud, sino que la población debe conocerla. La mayoría de los eventos o muertes súbitas ocurren en el hogar, en el trabajo o en la calle, sitios públicos, por lo que el Estado, el Ministerio de Educación, pudiera implementar talleres para aprender el abordaje de dicha eventualidad. Existen países en Europa donde los niños, mayores de 12 años con un peso adecuado, pueden aprender la reanimación y brindar asistencia.

Personas como entrenadores de gimnasios, maratones, trabajadores en espacios públicos o donde se realizan conciertos, en fin, diríamos toda la población debería estar apta para lograr asistir una muerte súbita o parada cardiorrespiratoria.

Antes la reanimación consistía en dar respiración boca a boca, pero actualmente se centra en las compresiones torácicas, de esta manera, la técnica se vuelve sencilla sin interrumpir el riego sanguíneo.

Periodista Productora Tv Community Manager