Baní, prov. Peravia.-

La vice presidencia a través de su programa «ProSoli» organizó la conferencia «Lo mejor de ti, el poder de tu actitud», disertada y auspiciada por la joven Francina Hungría a través de su fundación «Francina».

El salón de eventos de la Gobernación civil de esta provincia fue el escenario para la realización de la impactante disertación a través de la cual Hungría contó su testimonio de vida y la manera en la que ha podido salir adelante valiéndose de una actitud positiva.

La actividad, que inició a las 11.00 de la mañana de este miércoles, contó con la asistencia de decenas de personas que con lágrimas en los ojos y evidentes manifestaciones de emoción, pudieron disfrutar a cabalidad de toda la ponencia de esta joven ingeniera que en 2012 perdió la visión, víctima de la delincuencia.

LA HISTORIA

Francina contó pormenorizadamente cómo le cambió la vida aquel día cuando fruto de un acto bandálico una bala le atravezó el pómulo derecho destrozándole sensibles partes de su cara que se conectaban con sus ojos. Pese a que ella siempre mantuvo la esperanza y que fue llevada a centros muy especializados de Estados Unidos, la amputación de ambos ojos fue ineludible, incluso porque en el caso particular del ojo izquierdo, además de que este quedó sin vida, su extracción era necesaria para lograr la reconstrucción maxilofacial, según contó.

«Mi vida era perfecta, el año 2012 era mi año, ya estaba inmersa en el levantamiento de grandes torres de lujo, que era lo que me apasionaba y de un momento a otro todo cambió»…

Francina Hungría aunque no deja de reconocer que fue dificil, refirió que hubo un momento de su vida en el que intentó cambiar todo el miedo que sentía por curiosidad y abrirse paso a un mundo que aunque desconocido, implicaba nuevos retos para su vida.

Llena de energía Francina relató como Dios la llenó de una actitud tan positiva que le permitió empezar con éxito el camino que la dirigía a lo nuevo por lo que ella tendría que pasar y esto implicó recomenzar.

«Tuve que aprender desde levantarme sola de mi cama, sin ayuda, hasta el hecho de volver a aprender a escribir ahora en método braile, usar el computador y todo cuanto ya se suponía sabía, pero que ahora era distinto», relató.

Contó que fue dificil ver el proceso de negación por el que pasaron sus padres al no querer aceptar que su hija se había quedado ciega y de manera particular narró las diferentes situaciones por las que pasó ya que su madre no quería que ella utilizara un bastón, lo cual ella lo exigió tras empoderarse de su caso y comprender que esto más que una vergüenza sería una ayuda vital para ella.

Así fue superando cada etapa y creciendo al mismo tiempo como persona y viendo el lado optimista de lo que le habia sucedido entendió que Dios tenía un propósito con ella, ayudar a más personas a «comerse sus problemas, cual chocolate que nadie niega ni desprecia, sino que lo disfruta paso a paso» y aunque suene muy bonito, reconoció que en la práctica no lo es, pero con una actitud correcta puede ser logrado.

«Se vale llorar, pero de pie, entendiendo que con quedarnos en ese estado no vamos a resolver nada ni a cambiar lo que ya pasó y no tiene vuelta atrás», dijo entusista al asegurar que «el hecho de ser ciega no la ha limitado en nada y que reta a cualquier persona a que le contradiga en este aspecto».

Francina testificó de que luego de haber pasado por su proceso ella ahora disfruta más de las bendiciones de Dios, ha podido lograr todo cuanto se ha propuesto, encabeza diversos proyectos y trabaja dia y noche a través de su fundación para ayudar a más personas con limitaciones físicas a entender que no hay que vivir en minusvalía sino que hay que seguir hacia adelante entendiendo que «no eres menos que nadie por tu condición».

En medio de su magistral ponencia Francina Hungría compartió con los presentes varios videos tomados en momentos cruciales posterior al acontecimiento, uno de ellos: momento en que era entrevistada desde la sala de un centro de salud y se le preguntaba si entendía que quienes le hicieron el daño merecían la pena de muerte, a lo que ella respondió que «no quería que le hicieran lo mismo a otras personas, pero que no creía en el ojo por ojo y diente por diente», de ahí que uno de sus consejos es: perdonar, porque entiende que al hacerlo se libera el alma.

La conferencia de Francina Hungría culminó con la gran satisfacción de las personas que de manera atenta escucharon su testimonio y quienes procedieron a felicitarla y tomarse fotografías junto a ella, movidos por la emoción que le embargaba tras todo lo plateado por esta joven que ahora trabaja a favor de personas con discapacidad física y en proyectos de índole social.