MANAGUA. El mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, volvió este sábado a recibir el apoyo de miles de personas, en medio de una crisis que ha dejado varios centenares de muertos y pese a la presión interna y externa para que renuncie o se adelanten las elecciones con el fin de superar el conflicto.

El Gobierno concentró este sábado a miles de personas, a la misma hora en que otros miles marchaban en solidaridad con los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, mediadores y testigos del diálogo con el que se espera superar la crisis.

Los sandinistas, en su mayoría empleados públicos y de la Policía Nacional, marcharon desde las afueras de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) hasta la Rotonda Hugo Chávez, en Managua, en un recorrido de unos 5 kilómetros, con consignas a favor del mandatario.

También cantando y bailando una canción estilo cumbia, titulada “El comandante se queda”, cuya letra inicia con “¡Aunque te duela! ¡Aunque te duela! el comandante aquí se queda. Daniel, Daniel, el pueblo está con él”, que el sandinismo y la Policía usan como símbolo de las manifestaciones a favor del mandatario.

“Estoy aquí para apoyar al comandante, el único presidente que ha sabido sacar adelante el país y eliminar la corrupción”, dijo a Efe Carlos Daniel Gámez, uno de los participantes en la marcha.

“Los golpistas asesinos quieren acabar con Nicaragua, pero no lo vamos a permitir”, agregó.

El Gobierno convocó a esa caminata para exigir justicia para las víctimas que ha dejado la crisis que atraviesa el país desde hace más de tres meses, las que, según la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, han sido provocado por los opositores para culpar a Ortega.

Martha Acosta, otra de las manifestantes oficialistas, expresó a Efe su respaldo al mandatario y al “proceso revolucionario, que intentó ser destruido por grupos terroristas financiados por la derecha nicaragüense”.

En la otra acera, miles de personas, en su mayoría católicos, marcharon en solidaridad con los obispos nicaragüenses, que fueron tildados de “golpistas” por el mandatario.