El rápido crecimiento de los pollos de granja se debe a la genética, a la nutrición y a su manejo, lográndose que en 38 días alcancen entre cuatro libras y cuatro libras y media, que es el tamaño del pollo que procura el mercado nacional, cuya demanda ronda entre 13.5 y 14 millones de pollos mensuales.
La información la ofreció el médico veterinario Federico Acosta, especialista en crianza y alimentación en pollos, quien participó junto al médico naturista Wilfredo Mañón en un debate televisivo en el programa Cuidando el Huerto, titulado “Hormonas en los pollos: mito o realidad”.
Acosta sostuvo que el alimento para pollos en un 75% contiene maíz y harina de soya, que es el subproducto que se obtiene de la soya al extraer el aceite, siendo el porcentaje restante vitaminas, minerales y aminoácidos, al tiempo de asegurar que en el mercado no existe hormonas para pollos.
“La preocupación es lógica. Un pollito de patio con seis meses solo tiene dos libras y media y un pollo de granja te llega a cuatro libras y cuatro libras y media a los 36 y 38 días. Eso se logra con la genética. Se clasifica una línea de aves que crezca y engorde rápido. Lo otro es la nutrición. Desde que los pollos llegan a la nave hasta que salen le damos las exigencias nutricionales que requieren de proteína, energía y aminoácidos. Constantemente las vamos cambiando, tanto por etapa como por peso, y es por lo que tenemos ese pollo”, explicó.
Dijo que en el mercado se comercializan ingredientes para agregarlos al alimento balanceado, como secuestrantes de las micotoxinas que tiene el maíz para evitar que afecten al pollo, que se eliminan con las heces, y enzimas: “El fósforo es uno de los mayores contaminantes del medio ambiente, y en las heces del pollo había mucha contaminación. Se buscó algo que ayudara a digerir mejor el maíz. Al usar la fitasa hacen mejor digestión”.
En relación con los antibióticos, dijo que utilizan pequeñas cantidades del tipo que trabaja a nivel gastrointestinal, como promotores del crecimiento, que mantienen la flora microbiana del intestino ayudando a la digestibilidad de los alimentos y que no se absorben en carne. Precisó que los antibióticos que son peligrosos son los que se usan para tratar enfermedades: “Ahí tenemos que confiar en que el productor tome las medidas de retiro apropiadas”.
En tanto, el doctor Mañón, quien es rector de la Universidad Nacional Evangélica, que posee la única escuela de medicina orgánica del país, advirtió que el uso inadecuado de antibióticos está creando super-bacterias que hacen daño al ser humano.
“Quisiéramos llamar la atención al hecho de que los criaderos de pollo no solo proveen alimentos sino también antibióticos. Los antibióticos mantienen a raya los hongos y bacterias, pero son altamente dañinos al organismo. Los antibióticos que se les proveen a los animales de engorde pasan al ser humano y nos dejan una secuela de daños, como es la resistencia a los antibióticos, y cuando los necesitan ya están bloqueados”, explicó.
Refirió, además, que en su consulta recibe, para desintoxicación, niños de 7, 8 y 9 años referidos por pediatras porque tienen crecimiento excesivo del busto no acorde con esas edades. “Existe esa percepción de los pediatras, y tienen argumento, de que el producto cárnico es más propenso a proveerles hormonas de crecimiento u estrógeno y hormonas femeninas”.
Dijo que para mantener una mejor salud promueven una alimentación mayormente vegetariana, con proteínas provenientes de los granos, de las leguminosas.
El debate “Hormonas en los pollos: mito o realidad” fue conducido por Bernabé Mañón Rossi. El programa Cuidando el Huerto se transmite cada domingo a través de la Corporación Estatal de Radio y Televisión (CERTV), de 11:00 a 12:00 de la mañana.