Editorial 5-9-2017

La sociedad dominicana mantiene un deterioro progresivo de sus valores cívicos, culturales y hasta religiosos que llaman a preocupación.

Día a día no encontramos con crímenes tan horrendos que mantienen en vilo a todos los dominicanos.

El asesinato de la jovencita Emely Peguero, de apenas 16 y embarazada en San Francisco de Macorís, es otro de tantos crímenes que confirman que la violencia, la delincuencia y la falta de valores están dañando nuestra sociedad, antes cándida, dócil, alegre y enemiga de la violencia.

Es crimen ha catalizado una furia colectiva y no es para menos, pues la confesión de sus ejecutores han provocado una irritación social que solo se despeja con sanciones drástica de parte de las autoridades.

Sucede que su pareja Marlon Martínez, revelo que la asesino y posteriormente  lanzó su cuerpo en un vertedero. peor aún, la madre de este confeso criminal Marlyn Martínez, estuvo presionando a Emely Peguero para que se realizara un aborto y trato de ocultar el asesinato entorpeciendo las investigaciones.

El estado dominicano, la sociedad dominicana, la familia dominicana, todos juntos debemos trabajar para rescatar nuestros valores cívicos, culturales y religiosos que mantenían a nuestra sociedad cohesionada, pero sobre todo las autoridades deben llegar hasta las últimas consecuencias en la investigación y castigar a  todos los involucrados suceso atroz.

La familia de Emely Peguero debe indemnizada con una condena ejemplar a todos los actores de este acto brutal.