Editorial 27-9-2017

La solidaridad es uno de los valores humanos más importantes y esenciales de todos, la solidaridad une a los amigos, une la familia, une las naciones y las hace más fuertes.

La solidaridad se refiere al sentimiento de unidad basado en cohesionar metas e intereses comunes, se refiere a ayudar sin recibir nada a cambio, se refiere a estrechar  lazos de unidad basados en el amor hacia los miembros de una sociedad.

En momentos difíciles, en momentos aciagos, en momentos de calamidad, es cuando más falta hace la solidaridad.

Por eso todos los dominicanos nos llenamos de congoja cuando el miércoles pasado, un día antes de la llegada del Huracán María, el Colegio Médico Dominicano convocó un paro laboral de 24 horas exigiendo que se les pague, como fue acordado, el 15% pendiente de un alza salarial de 25% y de la cual se les pagó un 10% en enero pasado.

Sabemos que los médicos tienen razón en su reclamo, pues el gobierno reconoció que hubo un atraso por un supuesto error administrativo que nadie cree, pero de todos modos fue más que improcedente, inoportuno y desatinado llamar a un cese de los servicios de salud en momentos en que el país estaba esperando de un poderoso huracán.

Con esta actitud el Colegio Médico Dominicano y sus autoridades encabezadas por Waldo Ariel Suero mostraron una falta de solidaridad por el pueblo dominicano, imperdonable.

Es justo reconocer que al poco tiempo recapacitaron y dejaron sin efecto la convocatoria a paro laboral, pero es injustificable e inexcusable que atiborraran de temor e incertidumbre a los dominicanos pobres que son los que necesitan la ayuda solidaria de todos y especialmente de los Médicos.

Ya que muchas personas resultan lesionadas, mutiladas, luego del paso de estos fenómenos vienen los brotes epidémicos y hay que tratar los traumas sicológicos que padecen las personas a causa de este tipo de tragedia.

En consecuencia, en estos momentos los galenos están compelidos a deponer sus intereses personales y de grupo. En estos momentos hace falta la vocación de servicio, sacerdotal, de los discípulos de  Hipócrates.

No obstante, damos una vez más un voto de confianza al Colegio Médico Dominicano y confiamos que no volverá a perturbar la paz pública en una situación de emergencia, y permitirá que en sus decisiones afloren sentimientos de amor, de unidad y de solidaridad.