Informaciones insólitas sobre Johnny Abbes
Tony Raful
El presidente Balaguer expresó que el temible matón Johnny Abbes García había salido del país en el mes de noviembre de 1960, para evitar verse involucrado en el asesinato de las Mirabal. De esta afirmación se colige que Abbes sabía que había una orden para matar a las hermanas Mirabal. Al mismo tiempo se infiere que ya Abbes había recibido la orden de Trujillo de ejecutar el crimen, que había sido pospuesto en tres ocasiones durante todo el mes de noviembre, por el hecho de que las Mirabal, en especial Minerva Mirabal, iba acompañada no solamente de sus hermanas sino de niños, lo cual era un obstáculo para materializar el homicidio por las repercusiones que tendría ese accidente con la muerte de los infantes. En noviembre de 1960, Abbes no era el jefe del Servicio de Inteligencia Militar de Trujillo. A raíz del develado complot conspirativo del Movimiento Clandestino 14 de Junio de enero de ese año, y ante el cúmulo de reacciones públicas nacionales e internacionales, así como el enfrentamiento con la iglesia Católica, Trujillo removió a Abbes de su puesto como jefe del SIM, para dar la impresión de que suavizaba la represión política y cambiaba de imagen pública represiva, una especie de “cambio de cara” de su dictadura, sustituyéndolo Candito Torres, un oscuro oficial represivo de siniestra conducta militar.
Johnny Abbes llegó a sugerirle a Trujillo cuando el enfrentamiento con la Iglesia y sus obispos, que él se podía encargar de meter a todos los curas en un autobús y tirarlo por una pendiente de la carretera entre montañas. Abbes se dedicó a dirigir la emisora “Radio Caribe” de triste recordación cuyas ondas radiales cubrían prácticamente todos los continentes. La versión de Balaguer tiene asidero, en cuanto Abbes no quería que le adjudicaran el crimen inminente ordenado por Trujillo de las heroínas de Salcedo, después de lo del 14 de junio y de lo de Betancourt. Recuérdese que Abbes a finales de 1960 había orientado la propaganda trujillista hacia posiciones antinorteamericanas y de supuesta simpatía con la revolución cubana, como represalia a la condena hemisférica de todas las naciones agrupadas en la OEA, encabezada por Estados Unidos que impusieron sanciones diplomáticas y comerciales al país. El hecho cierto era que él seguía teniendo influencia decisiva en el aparato de represión, y parte de esa influencia era estar enterado de todas la maquinaciones y crímenes perpetrados por la dictadura, porque era un hombre de consulta permanente. El estar fuera del país en el momento en que se produce ese asesinato, significaba quitarse de arriba ese hecho, luego de haber sido “sacrificado” por Trujillo en una táctica de imagen pública al purgarlo en la jefatura del SIM, después de la cruel represión contra los jóvenes del 14 de Junio y de su actitud agresiva contra los obispos dominicanos.
Al respecto debe citarse que el atentado contra el presidente venezolano Rómulo Betancourt fue dirigido por el propio Abbes García, y no era en ese momento, 24 de junio de 1960, jefe del Servicio de Inteligencia.
La afirmación de Balaguer tiene que ver con el hecho de que Abbes se encontraba en Europa estableciendo contacto con países socialistas para contrarrestar el embargo comercial impuesto a la dictadura, gestiones que apenas concretaron la llegada de algunos productos comerciales al país, de algunas naciones del bloque soviético, pero sus diligencias fueron un fracaso por el rechazo de la Unión Soviética a hacerle el juego a Trujillo, a quien denunció en la Organización de las Naciones Unidas como un tirano cruel que oprimía a su pueblo.
Trujillo llegó hasta a nombrar un Embajador en la URSS, el embajador Enrique Marchena Dujarric, quien aprendió el idioma ruso a la carrera, no pudo presentar credenciales en ese país por el rechazo frontal a la dictadura de Trujillo. Abbes se puso la careta de “antinorteamericano” explorando posibilidades de sobrevivencia para la dictadura cercada por el repudio universal de las naciones y los pueblos. El traje de “socialista” que se etiquetó Abbes García, era un disfraz para romper el aislamiento de la dictadura. Abbes llegó a pasar discursos de Fidel Castro por “Radio Caribe”, atacando a los norteamericanos, discursos que eran sacados del aire cuando Castro condenaba a Trujillo y lo calificaba de delincuente internacional. Lo que Balaguer no explica cuando refiere que Abbes prolongó su ausencia del país en noviembre del 60 para no verse comprometido con ese crimen, es que Abbes ya estaba trabajando con los servicios secretos norteamericanos, específicamente con la Agencia Central de Inteligencia, involucrado directamente en el magnicidio del presidente Castillo Armas en Guatemala en 1957. A mediados de 1960, Abbes, visitó la Embajada norteamericana en Ciudad Trujillo, sosteniendo una reunión de varias horas con oficiales de inteligencia. En los papeles desclasificados norteamericanos se cita esta entrevista, donde Abbes informa que tenía diferencias con Trujillo en cuanto al problema de los curas y la represión de enero de 1960, algo insólito.
Posteriormente se confirmó la versión de que Abbes empezó a colaborar con la CIA en los meses finales de la dictadura de Trujillo. Esto explicaría su espectacular desaparición en Haití en mayo de 1967, y el montaje de su supuesto asesinato por el dictador Duvalier. En la próxima entrega daremos versiones no oficiales, que aseguran por dónde anda ahora este anciano de 94 años, que arrastra sus pies por las calles de New York, acompañado de una dama dominicana, con pasaporte peruano, asistente puntual de oficios religiosos en una congregación de fieles.