El jueves pasado por la noche, bandidos armados irrumpieron en el Kay pè Giuss, el orfanato donde acogemos a 146 niños, 30 de los cuales están gravemente discapacitados, y trataron de llevarse el generador de energía. La noche siguiente, 20-25 hombres regresaron en fuerza, con ametralladoras, pistolas, machetes, y atacaron la despensa, que sirve tanto a los niños del orfanato como a los 400 niños de la guardería de la misión, y se llevaron todo. También se llevaron el material higiénico y luego se fueron donde los niños dormían, robando también los colchones y todo lo que encontraron. Todo de una manera violenta”.

La historia de la Hermana Marcella Catozza, a la cabeza de la misión de Vilaj Italyen en Haití, uno de los países más pobres del mundo, ha dejado a todos atónitos, publica Vatican News.

El citado medio explica que la obra del misionero italiano nació en 2005 en Waf Jeremie, en una de las zonas más desfavorecidas de Puerto Príncipe, una barriada construida sobre un vertedero.

“El mayor daño sufrido -continúa-, además del daño material, es la fragilidad de estos niños, que ya han sufrido mucho. Aquí están tratando de reconstruir su humanidad en un camino de belleza y bondad. Es como si hubieran recibido otro golpe”.