El incendio de un ducto de gasolina el viernes en México mientras era saqueado por decenas de personas provocó al menos 66 muertos, en momentos en que el gobierno lidera una estrategia nacional para combatir este delito.
“Es una tragedia que nos duele mucho. Estamos aquí para brindar todo el apoyo, el auxilio a los pobladores, a los afectados, a las víctimas”, dijo a periodistas el presidente Andrés Manuel López Obrador, al visitar la zona del desastre.
Agregó que la desgracia “no cambia” su estrategia contra el robo de combustible y más bien demuestra “desgraciadamente” la necesidad de mantenerla. “Vamos a continuar hasta erradicar esta práctica”, añadió.
El incendio fue sofocado poco antes de la medianoche del sábado (06h00 GMT) por lo que se espera que el ministerio público acceda al centro del desastre y verifique si hay más muertos y heridos, informó Omar Fayad, gobernador del estado de Hidalgo, donde ocurrió el incidente.
“Por desgracia vi la explosión, me acerqué a ayudarle a bastante gente”, dice Fernando García, vecino de la zona de 47 años. “Me tocó hacer a un lado pedazos de personas que ya estaban desechas”, agrega.
En el lugar, rodeado por sembradíos, elementos del ejército y de la policía acordonan la zona mientras unidades de bomberos trabajan entre columnas de humo.
García critica que el ejército no haya replegado a las personas que se acercaban cuando comenzó a salir el combustible.
“Se hubiera prevenido todo esto si el ejército cuando llegó hubiera echado a toda la gente para afuera”, afirmó.