MOSCÚ.- Rusia y más de una decena de países árabes acordaron hoy seguir desarrollando sus esfuerzos para contribuir a una solución al conflicto libio, informó hoy el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov.
“Hemos acordado seguir trabajando en el interés de una solución libia”, señaló el jefe de la diplomacia rusa en rueda de prensa al término del quinto foro de cooperación ruso-árabe que se celebra en Moscú.
Lavrov explicó además que Rusia y los 14 ministros de Exteriores países árabes que participan en el foro expresaron su apoyo al plan de reconciliación que promueve desde 2017 el representante especial de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, para lograr una solución política a la crisis en el país.
“Tenemos la tarea común de ayudar a los libios a superar los desacuerdos actuales y lograr acuerdos estables que lleven a la reconciliación nacional. Para ello Rusia ha estado trabajando con todas las fuerzas políticas en Libia sin excepciones”, recalcó el ministro ruso de Exteriores.
También indicó que la complicada situación que se vive en el Oriente Medio puede superarse solo mediante el diálogo.
Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la comunidad internacional contribuyera militarmente a la victoria de los distintos grupos rebeldes sobre la tiranía de Muamar el Gadafi.
En la actualidad tiene dos gobiernos, uno reconocido por la ONU limitado a la capital y otro bajo la tutela del mariscal Jalifa Haftar, un exmiembro de la cúpula gadafista reclutado por la CIA en la década de los pasados ochenta y que ha devenido en el hombre fuerte del país tras regresar del exilio en Estados Unidos.
Haftar ordenó el pasado día 4 la conquista de Trípoli, donde se encontraba de visita el secretario general de la ONU, António Guterres, en un claro mensaje a la comunidad internacional.
Su objetivo es hacerse con el control de la capital, lo que le haría dominar todo el país, a excepción de Misrata, tras años de división política y guerra civil.
Además de la división política, el país está desestabilizado por la presencia de numerosos grupos yihadistas, y por la actividad de bandas de contrabandistas de personas, armas y combustible que sostienen su economía.