Los medicamentos falsificados o de mala calidad contribuyen a la resistencia a los fármacos contra la malaria en el Sudeste Asiático continental, lo que pone en peligro los avances alcanzados en la erradicación de la enfermedad en la región de Asia-Pacífico, informaron hoy expertos en Bangkok.
Hoy se celebra el Día Mundial de la Malaria y en los países de Asia-Pacífico se ha reducido a la mitad el número de afectados por esta enfermedad desde 2010, mientras que las muertes han disminuido un 78 por ciento, pero sigue habiendo unos 237 millones de personas en riesgo de contraer la enfermedad, según la Alianza de Líderes de Asia-Pacífico contra la Malaria (APLMA, siglas en inglés)
La APLMA tiene como objetivo erradicar la enfermedad para 2030, pero algunos países del Sudeste Asiático continental están mostrando numerosos casos de resistencia a los medicamentos, lo que podría hacer que se extendiera a otros países.
El epicentro
“El epicentro de la resistencia a las medicinas es Camboya, dónde se dan casos a cuatro de los seis tratamientos en uso, mientras que en otros países de la zona solo hay resistencia a dos o uno de los tratamientos”, señaló a Efe Ruby Shang, presidenta de la junta directiva de la APLMA, antes de una conferencia sobre la malaria en la capital tailandesa.
Según Shang, existe el peligro de que la resistencia a la enfermedad se extienda a otros países, incluida India, y uno de los factores que contribuye a ello es la distribución de medicamentos falsificados o de mala calidad, que está especialmente extendida en Camboya.
“Los medicamentos falsificados, de mala calidad o caducados son muy peligrosos, ya que pueden hacer que la gente sea resistente a los buenos y así no poder defenderse”, dijo a Efe el general Meach Sophana, presidente del Comité de Productos Falsificados del Ministerio del Interior camboyano.
Es difícil cuantificar cuántos medicamentos falsos o en mal estado existen en el mercado, pero según Sophana las autoridades camboyanas se han incautado unos 100 kilos en los dos últimos años y están más extendidos en las zonas rurales de Camboya que en las ciudades, ya que en éstas los ciudadanos tienen más facilidad para acceder a los servicios sanitarios públicos y están más informados.
“Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos y hacer una acción conjunta entre las policías, las autoridades sanitarias y otras agencias gubernamentales de los países de la región para acabar con la lacra de la malaria en nuestro país y en todo el mundo”, recomendó Sophana.
Procedencia
El oficial de la policía camboyana reconoció desconocer la procedencia de los medicamentos falsificados, pero admite que la fecha de los caducados se altera en el propio país y que a menudo las medicinas auténticas se estropean debido a que no se conservan ni transportan en las condiciones adecuadas.
“Según la Interpol, el de los medicamentos falsificados es el negocio ilegal más rentable del mundo, ya que la inversión es muy pequeña y los beneficios muy altos, y puede servir para financiar otras actividades ilícitas”, señaló Shang, que además advirtió de que el 95 por ciento de las medicinas puestas a la venta en Internet son falsas y que se cree que muchas son producidas China.
La experta recordó que los países de la zona carecen de “un marco legal que prohíba la comercialización de medicinas falsificadas, por lo que, cuando se aprehende a alguien transportándolas en un camión, por ejemplo, no se le impone pena alguna”, pero precisó que la APLMA está trabajando “con los Gobiernos de la región para criminalizar esta actividad y están abiertos a la idea”.