MADRID.- Europa sufre esta semana su segunda ola de calor de este verano, con temperaturas que superan los 40 grados en gran parte del continente y que han obligado a tomar medidas especiales incluyendo restricciones de tráfico.
Bélgica, Italia, Francia y Luxemburgo son este miércoles los países más afectados y todo parece indicar que también lo serán mañana, cuando se espera que los termómetros continúen en valores inusuales para las zonas más calurosas.
Así, el Instituto Real de Meteorología de Bruselas, la capital de los belgas, ha decretado hoy -por primera vez en la historia de este país fundado en 1830- la alerta roja por calor, que se suma a la falta de lluvias en una zona habituada a constantes precipitaciones, lo que augura un período de sequía “bastante importante”, según la entidad.
Aunque con altas temperaturas, sólo la región costera de Bélgica se ha librado de las máximas de 39 grados que han afectado al resto del país superando el anterior récord de 36,6 fijado en junio de 1947.
Italia cuenta también hoy con cinco ciudades en alerta roja -Bolzano, Brescia, Florencia, Perugia y Turín-, aunque mañana será peor, con 13 localidades afectadas -Roma, Bolonia, Génova, Trieste, Pescara o Verona entre otras- por temperaturas que llegarán a máximas de entre 38 y 40 grados.
Las previsiones italianas no mejoran hasta el sábado, cuando se espera una bajada de termómetros acompañada por lluvias, así que mientras tanto ciudadanos y turistas beben agua, comen helados y soportan la tentación de bañarse en las fuentes monumentales, donde el pasado mes de junio las autoridades multaron a 8 turistas que decidieron refrescarse en ‘La Barcaccia’ en plena Plaza de España de Roma.
En Francia, Météo France ha puesto en alerta roja a 20 del centenar de departamentos -incluyendo la región de París-, una cifra nunca alcanzada antes, con otros 60 en alerta naranja y temperaturas que han llegado a superar los 42 grados.
El calor y la alta contaminación por ozono ha impuesto restricciones al tráfico -en las áreas metropolitanas de París, Lyon y Lille, que mañana se extenderán a Estrasburgo- y mañana se anuncian termómetros por encima de los 40 grados en la capital francesa o el noreste.
En el caso de Luxemburgo, es la parte sur del país la más afectada por las altas temperaturas, con más de 40 grados.
En Alemania, el Servicio de Meteorología también prevé superar las máximas históricas registradas en 2015, con subidas de termómetros de más de 41 grados en ‘Länder’ como Renania del Norte-Westfalia, Sarre y Baviera.
Los germanos ya soportaron temperaturas muy altas entre abril y junio, pero alternadas con precipitaciones copiosas, por lo que la situación no será tan grave para la agricultura como sucedió el año pasado por estas fechas, también con mucho calor.
En cuanto al Reino Unido, es un hecho que el ‘Brexit’ no se puede aplicar meteorológicamente porque tampoco se salva de la peor ola de calor en casi 16 años, con temperaturas previstas para mañana de 38 grados centígrados o más, según su Servicio Meteorológico.
A falta de fuentes como en Roma, algunos londinenses han optado por bañarse en el Támesis, con consecuencias trágicas ya que tres personas desaparecieron en distintos tramos del río después de que fueran vistos entrando en él en la tarde del martes.
Y en España, las temperaturas también son altas, pero técnicamente no se padece una ola de calor en este momento.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) fija varios factores para declarar la existencia de una ola de calor como la duración del episodio -un mínimo de tres días consecutivos- y las temperaturas alcanzadas en cada región -no es lo mismo padecer 39 grados en Santoña que en Écija-, que deben registrar máximas por encima del percentil del 95 % de su serie máxima diaria en el período 1971-2000.
Un reciente estudio publicado por AEMET alertaba precisamente de que las olas de calor son diez veces más frecuentes ahora que a principios del siglo XXI.
Por ejemplo, 2017 registró 5 olas de calor -una de ellas duró 9 días- que azotó a 30 provincias y 2015, 2 -aunque la primera duró 26 días- con el mismo territorio afectado.
En comparación, en 1975 y 1976 sólo hubo 1 por año -la más larga duró 4 días- y afectó apenas a 14 provincias