NUEVA DELHI.- Con el juramento de Uddhav Thackeray este jueves como nuevo jefe de gobierno del estado de Maharashtra, se cerró la encarnizada lucha plagada de traiciones y juego sucio por el poder de una región que tiene en su capital, Bombay, el centro financiero y del poderoso cine de Bollywood de la India.

Con Thackeray al frente, la formación hinduista de carácter regional Shiv Sena, acostumbrada en las últimas décadas a ser la llave de los gobiernos de Maharashtra, dirigirá el rumbo de uno de los estados más importantes del país tras aliarse con dos partidos antagonistas de izquierdas y defensores de las minorías del país: el NCP y el histórico Partido del Congreso de la dinastía Nehru-Gandhi.

PRIMERA TRAICIÓN

Tras los comicios regionales del 21 de octubre, todo parecía atado y bien atado para que el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP), vencedor de los comicios y gobernante en la India con Narendra Modi como primer ministro, retuviera el poder en Maharashtra apoyado por el Shiv Sena, su aliado durante más de 25 años.

El BJP, con 105 escaños, y el partido regionalista, con 56, sobrepasaban de largo la mayoría absoluta en la cámara legislativa maratha formada por 288 asientos, pero Thackeray no quiso quedarse en segundo plano esta vez y exigió su parte del pastel: compartir entre ambas formaciones el cargo de jefe de gobierno, dividiendo la legislatura en dos periodos de dos años y medio.

El BJP se negó y desencadenó un terremoto político que lo ha terminado por desalojar del poder.

Thackeray rompió con el BJP y buscó otros apoyos para formar gobierno. Los encontró en la alianza opositora formada por el NCP (con 54 escaños) y el Partido del Congreso (44 asientos).

JUEGO SUCIO Y SEGUNDA TRAICIÓN

Mientras el tripartito negociaba un gobierno de coalición dirigido por Thackeray, el gobernador del estado, Bhagat Singh Koshyari, del BJP, propuso al candidato de su formación Devendra Fadnavis como jefe del gobierno estatal, cargo que juró el pasado 23 de noviembre.

El ofrecimiento se produjo después de que uno de los líderes del NCP, Ajit Pawar, sobrino del jefe de la formación Sharad Pawar, ofreciese su apoyo a Fadnavis, asegurando que contaba con el respaldo de los 54 diputados de su formación.

Ajit Pawar se convertía así en el adjunto al jefe de gobierno, lo que causó un gran revuelo en torno a una posible revuelta dentro del NCP.

La oposición calificó este paso como un “golpe a la democracia” y recurrió la decisión ante el Tribunal Supremo, en tanto que en el NCP negaron que Ajit Pawar contase con el apoyo dentro de sus filas.

INTERVENCIÓN JUDICIAL

El embrollo fue solventado por la intervención del Tribunal Supremo, que este martes ordenó que Fadnavis se sometiera al día siguiente a una votación de investidura en la Asamblea, para que probase así si contaba con la mayoría de la Cámara.

Además obligó a que dicha votación fuese televisada en directo y se hiciera sin voto secreto.

Tras conocerse la decisión del alto tribunal, tanto Fadnavis como Ajit Pawar renunciaron a sus cargos, por lo que no fue necesaria la votación y el miércoles el tripartito cerró los últimos flecos del pacto de gobierno.

El acuerdo de los tres partidos contempla que “dos personas de cada partido jurarán como ministros”, según explicó al concluir el encuentro el representante del NCP Praful Patel.

Después de semanas de alimentar las televisiones indias con una “tamasha” (espectáculo) ininterrumpida, Thackeray, hijo del fundador del Shiv Sena, puso fin hoy al drama con la jura del cargo en Bombay como jefe del Ejecutivo ante una multitud de seguidores, tanto de su formación, como de sus hasta ahora eternos adversarios políticos.