SANTO DOMINGO.- A raíz de las protestas que se han venido desarrollando tras la suspensión de las elecciones municipales del 16 de febrero y el llamado al “cacerolazo nacional” acontecido este fin de semana, llega al país “Cacerolapp”, una aplicación móvil que replica el retumbe de las ollas para que las personas puedan manifestarse aunque no tengan una.
El mecanismo fue desarrollado en Chile en 2011 por Gustavo Canales, pero se hizo más útil en 2019, dentro del marco de la crisis en ese país en el que millones de manifestantes tomaron las calles por meses, exigiendo reivindicaciones sociales y la renuncia de su presidente, Sebastián Piñera.
“Cacerolapp” permite a sus usuarios hacer sonar un archivo de audio de “cacerolazos” con el fin de unirse digitalmente a la causa y descontento social.
En la plataforma se visualiza la imagen de una olla que al ser pulsada a comienza a moverse y reproduce un archivo MP3 imitando el sonido de los cacerolazos.
Algo sencillo pero novedoso, de eso se trata “Cacerolapp”, varios tutoriales y videos se han tomado las redes, mostrando cómo los fanáticos de la tecnología han creado sus propios robots para tocar la cacerola en automático.
Las protestas multitudinarias continuaron el pasado fin de semana, por octavo día consecutivo, en la República Dominicana para demandar explicaciones por la inédita anulación de las elecciones municipales celebradas el pasado domingo.
Miles de personas se volvieron a concentrar en la Plaza de la Bandera, frente a la sede de la Junta Central Electoral (JCE), haciendo sonar cornetas, portando carteles y gritando consignas para pedir la renuncia de los responsables del órgano electoral.
Las marchas están organizadas por jóvenes, pero con el paso de los días se han sumado ciudadanos de todas las edades y condiciones sociales en unas manifestaciones pacíficas y apartidistas, en las que la mayoría de los participantes acuden vestidos de negro.
Mientras tanto, un sonoro cacerolazo retumbó tres veces en los barrios pudientes de Santo Domingo, como Naco, Piantini, Bella Vista o Gazcue y se replicó en los centros comerciales de todo el país, donde los visitantes se valieron de lo que tuvieran a mano para hacer ruido y hacerse sentir.