SAO PAULO.- Varias ciudades de los estados brasileños de Sao Paulo, Ceará, Amazonas y Pará, cuatro de los más azotados por la crisis del coronavirus SARS-CoV-2, iniciaron este lunes la reapertura gradual de sus economías, pese a la todavía creciente expansión de la enfermedad.
Sao Paulo, la región más industrializada y rica del país, comenzó hoy una desescalada por fases aún no materializada en la capital homónima y su zona metropolitana, que concentran prácticamente la mitad de sus 46 millones de habitantes.
En número absolutos, Sao Paulo, donde rige una cuarentena “blanda” desde finales de marzo, es el estado de Brasil más afectado por la pandemia, con 7.615 muertes y 109.698 casos confirmados de COVID-19, según el último boletín del Ministerio de Salud.
Hasta este domingo, el gigante suramericano registraba cerca de 30.000 fallecidos, el cuarto país del mundo con más decesos, y más de medio de millón de contagios, segundo solo por detrás de Estados Unidos.
El pico de la llamada curva se espera que se produzca entre este mes y el siguiente.
No obstante, ello no ha impedido al gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, permitir, a partir de este lunes, la vuelta escalonada de las actividades de algunas regiones, en función del número de muertes e infectados, y de la ocupación de las camas de terapia intensiva en la red hospitalaria, entre otros factores.
Las autoridades paulistas han establecido cinco fases de desescalada y encuadrado cada región en base a sus indicadores.
De esta forma, algunas zonas del interior han empezado directamente en la fase tres, en la que se permite la reapertura de bares, restaurantes y salones de belleza.
La capital paulista prorrogó, sin embargo, las medidas de distanciamiento social hasta el 15 de junio, pese a estar autorizada a reabrir “con restricciones” sus negocios y hasta sus centros comerciales.
El alcalde de Sao Paulo, Bruno Covas, señaló que en las próximas dos semanas recibirá los protocolos sanitarios y de seguridad que ha exigido a los diferentes sectores económicos en aras de una reapertura “tranquila”.
En Ceará, el tercer estado brasileño más afectado por el coronavirus, con 3.010 fallecidos y casi 50.000 infectados, se liberó la vuelta a las actividades a más de una decena de sectores económicos, entre ellos el comercio no esencial, construcción e industrias de transformación.
Por otro lado, el estado de Amazonas, que enumera 2.052 muertes y 41.378 casos, y que tuvo temporalmente sus servicios sanitarios y funerarios colapsados, también empieza hoy su desescalada por ciclos.
Según el Gobierno regional, los contagios de la enfermedad han disminuido y por ello permitieron esa flexibilización gradual de las medidas de reclusión con la reapertura en la capital Manaos de los negocios no esenciales.
También en el norte del país, el estado de Pará, con 2.923 fallecimientos y 37.961 infectados y uno de los pocos que decretó el confinamiento total (“lockdown”) en algunas de sus ciudades, también empezó este lunes su particular plan de desescalada por etapas.
Además de Sao Paulo, Ceará, Pará y Amazonas, otros estados en el sur de Brasil ya habían iniciado semanas atrás la reapertura de sus economías, una decisión precipitada para algunos especialistas.
La vuelta “inmediata” a la normalidad es uno los principales reclamos del presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más escépticos sobre el peligro del COVID-19, al que calificó de “gripecita”.