SAO PAULO.- Brasil tendrá la “obligación de ayudar” a Latinoamérica en el suministro de vacunas contra el coronavirus, aunque la producción cien por cien nacional del antídoto tan solo será posible a partir de mediados de 2021, explicó este viernes a Efe Ricardo Palacios, director de investigación clínica del Instituto Butantan, principal centro inmunológico del país.
Tres países de América Latina (Brasil, Argentina y México) tienen fábricas propias de vacunas, pero el gigante suramericano es el único con una estructura de “gran porte” apta para la producción a gran escala, aseveró Palacios, colombiano que coordina la aplicación en Brasil de la CoronaVac, la vacuna desarrollada junto con el laboratorio chino Sinovac.
Las primeras dosis de la vacuna contra la COVID-19 empezaron a ser aplicadas el pasado martes a 890 profesionales de salud en Brasil, aunque la previsión es testarla a unos 9,000 voluntarios de alrededor del país, el segundo más afectado del mundo por la pandemia, con 84,000 decesos y 2.2 millones de contagios.
De acuerdo con Palacios, es posible que a finales de este año ya pueda hacerse una evaluación preliminar de la eficacia de la vacuna china y, en caso de obtener resultados positivos, el país suramericano podría obtener los primeros suministros en el primer trimestre de 2021.
Sin embargo, Brasil, con 210 millones de habitantes, deberá esperar hasta junio del próximo año para tener una capacidad de producción nacional completa y a partir de ahí, podría llegar a alcanzar las 160 millones de dosis anuales, según sus estimaciones iniciales.
“Para la campaña de la gripe común producimos 80 millones de dosis por año, pero es una campaña que ocupa la mitad del año, o sea que la capacidad instalada para producir (la vacuna del coronavirus) podría ser el doble”, agregó el médico.
PREGUNTA (P). ¿Qué llevó a Brasil a tomar la delantera en la carrera por la vacuna contra la COVID-19 en América Latina?
RESPUESTA (R). La situación epidemiológica de Brasil es relevante, pero no es la única explicación. Tenemos otros países donde la incidencia del virus por millón de habitantes es mayor, incluso en América Latina. Pero aquí hay una conjunción interesante entre la capacidad científica, la capacidad regulatoria y la capacidad de evaluación clínica. Por ejemplo, para el inicio de los ensayos clínicos de la CoronaVac, Sinovac no solo estaba conversando con el Instituto Butantan de Brasil pero es aquí donde encontró la respuesta más rápida en términos de desarrollo científico.
Brasil es el único país de América Latina que tiene fábrica de vacunas de gran porte y por eso estamos en conversación con la Organización Panamericana de la Salud y con el mecanismo COVAX para poder ver cómo colaboramos y ayudamos. Hay una obligación de que nosotros ayudemos a otros países de la región y hasta a países de otros continentes.
P. ¿Qué criterios se siguieron para la selección de los 9.000 voluntarios de la CoronaVac?
R. Son profesionales de salud que están en la línea de frente del combate contra el COVID-19. Ellos han sido afectados de forma desproporcionada en comparación con otros grupos. En el estado de Sao Paulo vimos que el 20 % de las personas infectadas eran profesionales de la salud porque tienen una exposición mayor y, precisamente por eso, probar la vacuna con ellos nos permite tener respuestas de una forma mucho más rápida a las preguntas sobre su eficacia.
P. ¿Qué calendario se maneja desde el Instituto Butantan?
R. Si las condiciones epidemiológicas se mantienen como hasta ahora, es razonable pensar que tal vez podamos hacer una evaluación preliminar de eficacia antes de terminar este año. Y si es así, es posible que pidamos a la agencia reguladora una autorización de uso de emergencia. Existe un compromiso por parte de Sinovac de comenzar a producir dosis para que, en caso de que tengamos resultados favorables, podamos importarlas inmediatamente. Pero al mismo tiempo, el Instituto Butantan está en el proceso de preparación para la transferencia de la tecnología. La idea es que este proceso comience este año y tal vez estemos terminando en junio o julio de 2021, cuando tengamos todas las condiciones para hacer producción completamente nacional.
P. ¿Cuándo podría comenzar a ser aplicada en la población?
R. En el mejor escenario, la vacuna puede comenzar a ser aplicada a brasileños en el primer trimestre de 2021, aunque será una disposición gradual a determinados grupos prioritarios, especialmente profesionales de la salud, personas mayores de 60 años y personas que tienen enfermedades de base.
P. ¿Qué capacidad de producción puede llegar a tener Brasil?
R. Para la campaña de la gripe común producimos 80 millones de dosis por año, pero es una campaña que ocupa la mitad del año, o sea que la capacidad instalada para producir podría ser el doble. Con la vacuna contra el COVID-19 hay una cierta analogía.
P. ¿En caso de obtener resultados positivos en más de un estudio clínico, es posible tener al mismo tiempo más de una vacuna?
R. Sí, es posible que haya 3 Ó 4 vacunas diferentes y este tipo de escenario ya está en discusión a nivel mundial. Por ejemplo, Brasil podría iniciar la aplicación con una y después complementar con otra. De hecho, una de las preocupaciones que tenemos en este desarrollo es la anulación de la inmunidad y cómo podría ser posible tener refuerzos en el futuro. En este sentido, las estrategias de combinación y sinergia podrían ser interesantes. También porque hay determinados grupos que pueden tener una respuesta peor y tal vez necesitamos dejar algunas vacunas en particular, que tengan un perfil de seguridad mayor, reservadas para determinados grupos prioritarios.
P. ¿Cuál es la especificidad de la vacuna CoronaVac?
R. La tecnología que usa la CoronaVac es la inactivación del virus. El virus es cultivado y después, a través de medios químicos, es inactivado para impedir que se vuelva infeccioso. Este virus es colocado junto con un activante y la combinación de esto resulta la vacuna. Es una tecnología muy conocida, la utilizamos ampliamente, por ejemplo por la vacuna de la gripe, y sabemos que es muy segura.