Moradores del barrio Los Coordinadores comenzaron a retornar a sus viviendas enlodadas por la crecida del río Ozama, pero sin ajuares y solo con la esperanza de ser reubicadas en lugares donde puedan vivir con dignidad.

María Martínez, decidió sacar el lodo de su casita que había abandonado desde que el país fue afectado por la tormenta Laura.

El olor a humedad invade el lugar, muebles destruidos, camas empapadas y otros ajuares dañados son parte del panorama interno de la vivienda.

En el patio, el agua se resiste a irse, parte del río se mantiene y la amenaza de volver a entrar a las casas sigue latente.

Algunas familias se mantienen en casas de parientes, pero otros que ocupaban refugios volvieron a sus casas todavía con agua y lodo.

Miledys Montero, es dirigente comunitaria de la zona y cuenta que las ayuda que han recibido los afectados es de alimentos, pero nadie ha planteado una solución definitiva al problema.

Confía en que las nuevas autoridades atenderán su reclamo y los reubiquen en otros lugares.