Dr. Víctor Manuel Peña
Es lamentable que sin haber hecho un análisis concienzudo y serio de la situación de las finanzas públicas encontradas al 16 de Agosto de este año 2020, ya el Ministerio de Hacienda se ha disparado con una emisión de bonos soberanos por valor de 3 mil 500 millones de dólares y otra emisión de bonos internos por valor de 17 mil millones de pesos.
Lo que quiere decir o significa que fueron dos emisiones de bonos: una en dólares –bonos soberanos- y otra en pesos -bonos internos-.
Esas dos emisiones de bonos han implicado un aumento per se de la deuda pública dominicana de 223 mil 500 millones de pesos en términos absolutos!
Lo que procedía de entrada era haber hecho un diagnóstico pormenorizado de la estructura de ingresos y la estructura de gastos que tenía el Estado dominicano al 16 de Agosto de este año.
Finanzas públicas, sobre todo las fuentes tributarias y no tributarias de ingresos públicos, que han sido muy golpeadas por la ferocidad de la pandemia o por los inevitables daños que sobre la economía ha causado la pandemia del Coronavirus.
Dispararse con una emisión de bonos soberanos y bonos internos tan alta en términos de su valor, sin antes haber hecho un estudio exhaustivo de la situación de las finanzas públicas recibidas, equivale no solo a darle continuidad a la desastrosa política fiscal del gobierno anterior, sino a contradecir o echar por la borda el discurso que se asumió desde la oposición en cuanto a la alocada política de endeudamiento externo que siguió el gobierno anterior.
Si bien al Estado no se va en lo fundamental a estudiar sino a resolver problemas, de todas maneras hay que tener una visión clara de lo que se quiere como gobierno y como Estado y cómo y hacia dónde empujar el carro.
Creo que el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo y el Ministerio de Hacienda están llamados a jugar un papel central en la construcción de la visión, de la metodología y del camino para enfrentar los macro-problemas que hay en la economía y en la sociedad en la presente coyuntura.
¿Cuál es la magnitud del déficit fiscal como proporción del PIB nominal? ¿Cuál es la magnitud de la deuda pública y qué porcentaje representa respecto del PIB nominal? ¿Cuál es la magnitud de la deuda del sector público no financiero y qué porcentaje representa respecto del PIB nominal? ¿Cuál es la magnitud de la deuda del sector público financiero y qué porcentaje representa respecto del PIB nominal? ¿Qué porcentaje del PIB nominal se está dedicando actualmente a pagar el servicio de la deuda pública consolidada (intereses y amortización de capital)? ¿La deuda externa, sus componentes y cómo ha evolucionado?
¡Cuántas preguntas sin respuestas ha dejado en el aire el Ministerio de Hacienda!
Como consecuencia de la caída estrepitosa del PIB y de su crecimiento ha habido una caída profunda de las recaudaciones. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con el gasto público que ha sido escenario del necesario protagonismo del Estado en medio de la pandemia.
Es cierto que la situación anterior aumenta significativamente la magnitud del déficit fiscal y la magnitud de la necesidad de financiamiento.
Dado el peso que tiene el pago del servicio de la deuda externa en la economía dominicana, ¿no debió haberse explorado primero el camino de la renegociación de la deuda externa, tanto de la multilateral como de la bilateral, en términos de renegociar tasas de interés y plazos como hizo Argentina?
El país debió haber transitado primero el camino de la renegociación de la deuda externa como una manera de disminuir el peso muy fuerte del pago del servicio de la deuda externa en la economía dominicana y permitir a la economía pública que respirara nuevos aires.
La deuda externa, tanto la multilateral como la bilateral, es renegociable. El crédito externo no se bloquea ni se restringe porque haya un proceso de renegociación de la deuda externa. Los mismos bancos de inversión que utilizó el gobierno de Abinader para hacer la emisión de bonos soberanos que se acaba de lanzar al mercado internacional y nacional pudieron haber asesorado al Ministerio de Hacienda para hacer la renegociación.
Así, el logro de la emisión de bonos soberanos por parte de este gobierno se hubiera visto en el marco de esa renegociación como un logro del gobierno de Abinader.
El ministro de Hacienda se “enorgullece” de que una franja de esa emisión de bonos soberanos se ha colocado a una tasa de interés de 4.875% y a un plazo de 20 ó 30 años.
Esa tasa de interés de de 4.875% es poco entendible cuando sabemos que el riesgo país es más alto en la pandemia que en el período anterior a la misma, por consiguiente, la calificación de riesgos se ha deteriorado. Ello supone un aumento de los tipos de interés de los instrumentos financieros o títulos de deuda, públicos o privados, emitidos a nivel internacional
En realidad el ministro de Hacienda no debería “enorgullecerse” de eso porque tal situación se ve como un logro del gobierno anterior en razón de que el gobierno de Abinader apenas tiene un mes en el Palacio!
El nudo gordiano del endeudamiento público reside en el hecho de que el Estado se endeuda no solo para financiar el déficit fiscal sino también para financiar el pago de deudas ya contraídas.
El crecimiento del déficit fiscal y el crecimiento sostenido de la deuda pública, en un contexto macroeconómico de decrecimiento del PIB, le plantean un problema muy engorroso y muy embarazoso al Estado de cualquier nación y al gobierno del partido que sea que lo esté administrando.
Y ese problema de las finanzas públicas se agiganta en el contexto de la pandemia habida cuenta, además, de que no hay condiciones ni posibilidad de realizar una reforma tributaria en lo inmediato.
Vemos cómo la capacidad de pago del Estado está cada día más angosta y muy maltrecha como para financiar el déficit fiscal y el elevadísimo volumen de la deuda pública como proporción o porcentaje del PIB (el mismo Presidente Abinader hablaba en la oposición de que la deuda pública actual representaba el 55% del PIB).
El gobierno del Presidente Abinader tiene que aferrarse a una diplomacia felina para agenciarse recursos, al margen del endeudamiento externo, provenientes de organismos de cooperación multilateral.
Hay vías explorables y explotables para agenciarse recursos al margen del endeudamiento externo e interno.
Hay que explorar posibilidades de obtención de recursos en el G-7 y en el G-20.
La diplomacia, la geopolítica y la geoestrategia pueden ayudarnos en ese sentido.
Es hora de comenzar a escribir una nueva historia en el campo de las relaciones internacionales a propósito del inevadible e irrenunciable problema que tenemos en las finanzas del Estado dominicano.
¡Evitemos que explosione la tan cacareada crisis de la deuda pública que el país ha recibido como una herencia funesta y maldita del gobierno anterior!