Dr. Víctor Manuel Peña
Es innegable que los pueblos maduran y avanzan en el camino de la institucionalidad.
Hoy el pueblo y la comunidad nacional están exigiendo la conformación de una Junta Central Electoral independiente.
El pueblo y la sociedad nacional no están de acuerdo con que la constitución del órgano de dirección de la JCE sea el producto de un burdo y avieso reparto entre los partidos principales del sistema político.
Y en ese reparto siempre salía ganancioso el partido en el poder.
Ese sistema de reparto de los puestos de dirección de la JCE entre los principales partidos políticos se asumió después que el autócrata Joaquín Balaguer le impusiera a este país, contra vientos y mareas, la “cultura” de los fraudes electorales en la década de los 70 y parte de los 80 y 90.
Producto de un fraude electoral colosal a Juan Bosch se le impidió volver nuevamente a la Presidencia de la República en 1990.
El país siempre enfrentó enérgica y gallardamente los fraudes electorales del doctor Balaguer.
¡Cuántos daños tan profundos e inveterados se les hicieron a la democracia y a la institucionalidad con esos fraudes electorales colosales!
En la verdadera democracia tiene que haber espacio para la negociación, pero ésta debe darse y en función de los intereses de la nación y del pueblo, no para complacer apetitos o apetencias de poder de grupos o de individuos, es decir, si hay negociación en el proceso de administración de los conflictos políticos y sociales tiene que ser necesariamente para avanzar y progresar en el camino del fortalecimiento de la institucionalidad.
Lo anterior significa que los dirigentes de los partidos políticos no deben también ser miembros de la dirección de la Junta Central Electoral, porque esos dirigentes pondrán siempre al servicio de los intereses de sus partidos las posiciones que ocupen en la JCE.
Como la misión principal o central de la Junta Central Electoral es la de organizar los comicios en los que han de ser escogidos el presidente y el vicepresidente de la República, los senadores y diputados y los alcaldes, regidores y directores de distritos municipales, no es correcto que sean los propios dirigentes de los partidos políticos los que arbitren al mismo tiempo esos procesos eleccionarios.
Aunque desde que se creó el Tribunal Superior Electoral, los miembros de la Junta Central Electoral no son jueces, sino que son miembros titulares o magistrados, lo cierto es que no procede colocar dirigentes políticos en la cúpula de la JCE porque serían jueces y partes como dice el refrán.
Pero los hombres y mujeres independientes escogidos por el Senado de la República deben ser profundos conocedores de la material electoral, preferiblemente con experiencias acumuladas en esos menesteres, honestos, honrados y pulcros a plenitud, con gran sentido del carácter y de la responsabilidad para la toma de las mejores decisiones, aunque no sean simpáticas, y con gran sentido y experiencia en la gerencia de procesos administrativos y electorales.
Los escogidos no solo tienen que estar dotados de grandes capacidades y condiciones, sino que tengan “las agallas y los cojones” para tomar las mejores decisiones en función de los intereses de la nación y siempre en el marco de la Constitución.
Saber que siempre tienen que actuar en el marco de la asunción de la Constitución y de la ley orgánica de la JCE.
No hablo de la ley orgánica de régimen electoral, la ley No. 15-19, ni de la ley orgánica de los partidos, agrupaciones y movimientos políticos, la ley No. 33-18, porque esas leyes tienen varios articulados que son inconstitucionales.
El presidente de la JCE no debe ser un hombre o una mujer llenos de miedo, sin carácter y sin personalidad.
No queremos ni pusilánimes ni vacilantes en la dirección ejecutiva de la JCE!
Gente con cerebro frío, calculador y no vacilante!
La democracia no puede ser puesta en jaque como ocurrió el 16 de Febrero de este año.
El señor Presidente Luis Abinader ha dicho que no habrá reparto en la escogencia de los miembros titulares de la Junta Central Electoral. El Presidente Abinader está comprometido con la escogencia de una Junta Central Electoral independiente.
El doctor Leonel Fernández, expresidente de la República y presidente y líder del Partido Fuerza del Pueblo, ha dicho que ha habido un cambio de paradigma, y en el nuevo paradigma lo que más conviene a la salud de la democracia y de la institucionalidad es que el Senado escoja a independientes como miembros titulares de la Junta Central Electoral.
Hay fuerzas tenebrosas, incluyendo el danilismo autoritario y corruptor, que están moviéndose en una dirección contraria al interés nacional tratando de reproducir el relajo de siempre en la JCE.
Los tenebrosos y funestos no pasarán!
Por designio del pueblo dominicano se escogerá una Junta Central Electoral independiente!