Iván Ernesto Gatón, experto en relaciones internacionales y analista global, está preocupado por el destino de Occidente, y esto por el derrotero que sigue el mundo occidental, devorado por el lucro y lo material.
La crisis se ha exacerbado: es más terrible ahora que ha alcanzado su clímax. La pandemia, según Gatón, acelera dos fenómenos que ya estaban en marcha: la debacle occidental y el cambio de era geopolítica.
Claro, él no quiere ser un predicador pesimista ni un juez catastrofista, pero advierte del colapso occidental con la certeza de lo que le espera a un mundo deshumanizado.
En realidad, Gatón toca las llagas de Occidente, hace un diagnóstico intelectual y despliega sus preocupaciones en un panel virtual organizado por la Copppal Juvenil de México sobre “Los desafíos pospandemia de la educación, trabajo y migración en América Latina y el Caribe”. Fue moderado por la mexicana Alejandra Andrade e incluyó la participación de la dominicana Michelle Ortiz, presidenta del Partido Acción Liberal (PAL); de Paulina López, destacada dirigente del PRI mexicano; y del argentino Ariel Basteiro, exdiputado y actual presidente del Astillero Río Santiago.
El académico observa el peligro de las democracias y la falta de una educación que rescate la filosofía y los valores éticos que elevan la humanidad por encima de las limitaciones propias de la especie humana.
Su crítica es realista y su visión demoledora:
“Con un Occidente que ha perdido valores esenciales de solidaridad, fraternidad y el cultivo de virtudes que trasciendan a las debilidades del espíritu, la visión oriental basada en sólidos valores éticos confucianos o religiosos hinduistas y musulmanes, desplazará a un Occidente engolosinado en una visión eurocéntrica que trajo un período como el de la modernidad, en el que el eje transatlántico convirtió a Occidente en hegemónico y central, pero que ya se ve desplazado por un mundo que volvió al Asia”.
¿Qué hacer ante el colapso que se aproxima?
Un mundo se está derrumbando y otro está surgiendo. Es el clímax de la crisis occidental: lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer.
Gatón vislumbra la catástrofe y anhela que Occidente se transforme, asuma valores trascendentales y supere los encantos materiales. Lo que él quiere es que Occidente se reconcilie con su pasado, vuelva a lo clásico y reviva esa visión humanística que lo sacó del oscurantismo medieval y que lo convirtió en un mundo deslumbrante.
“Si no se hace énfasis en una sociedad occidental más cultivada en valores propios de la ilustración, en el que importen las cualidades de los seres humanos, con valores dignos de ser respetados y admirados, la decadencia azuzada por el nihilismo que lleva a la perdición en las drogas y en las visiones egotistas, seguirá empujándolo por la lamentable y pensada decadencia a la que asistimos en la actualidad”, reflexiona.
El mundo occidental, cuna de las revoluciones burguesas y de la democracia, se está hundiendo y corre desbocado a una hecatombe.
En ese mundo enfermo y corroído, un atleta gana más dinero que un médico y un actor más que un maestro. El espectáculo vale más que la vida. Así no puede sobrevivir. Gatón lo sabe, y sabe también que la perdición occidental es la perdición de toda una civilización que se derrumba.-