Por Gilbert Guzmán.
La figura presidencial hay que preservarla.
En menos de 60 días que tiene de inaugurado el Gobierno del PRM, el presidente Luis Abinader Corona, tiene que ser reconocido como bombero honorífico.
Convertirse en apaga fuego del Gobierno, probablemente y en poco tiempo tendríamos una imagen muy famélica del jefe de Estado.
Los funcionarios designados son los responsables de salir con la manguera apagar el fuego que se produzca cuando se tomen medidas de corte impopulares, como la de los impuestos.
Por ejemplo, prácticamente, 72 horas después de sometida la pieza presupuestaria, el primero de octubre, al Congreso Nacional; las redes sociales se convirtieron en un campo de batalla; el presidente tuvo que salir al frente, eso debieron asumirlos los generales (equipo económico que elaboró el presupuesto).
Eso tiene dos elementos: el primero, ese equipo económico no tiene la suficiente credibilidad ante la sociedad para defender ese tema, segundo, con la salida del presidente a defender la imagen de su Gobierno pone en peligro la figura del presidente Abinader, la misma hay que protegerla para cosas extremas.
Lo que quiero advertir con este análisis es que, en la era de la globalización los mensajes gubernamentales tienen que ser bien elaborados para evitar confusiones.
Entendemos que el presidente Abinader está cargando pesado, debido a que la mayoría de sus funcionarios no son conocidos por la sociedad dominicana. Lo que deja claro su empeño por salir en defensa de su Gobierno ante el enjambre de ataques en las redes sociales.
De seguir así, el presidente entraría en un desgaste prematuro de su credibilidad, desfavorable para el futuro de su bisoña gestión administrativa del Estado.
La comunicación de estos tiempos tiene que ser ligera, breve, directa, creíble, mensaje claro; sino cumple con estos elementos, queda fuera del proceso de globalización de lo que la gente quiere. Si la gente no lo entiende, asimismo se revierte.
La gente quiere presidentes que escuchen, que hablen la verdad, que conecten con el nuevo “proletariado”, que son las redes sociales.
Esos que a través de un celular movilizan todo un mundo y le puede arrebatar el poder magnánimo que le otorga en las elecciones.
No se jueguen con esa realidad que vive el mundo moderno!!