Por Gilbert Guzmán
Lmg24news.com

En tiempo de democracia inquietas, el populismo se presenta con cara y expresión contemporánea de la demagogia.
Recordando a los clásico. La democracia es el Gobierno de todos.

El presidente de la República, Luis Abinader, decidió proponer al Congreso Nacional la modificación de la ley que dispones recursos del Estados a los partidos para su “sustento” y desarrollo.
Por el estadio en que se encuentran los partidos. La propuesta del jefe de Estado, sin poner en duda su éxito, creemos que debe analizarse más a fondo.
Los partidos políticos no son las mismas instituciones de antes, han cambiado, ahora ellos tienen pago de secretarias, mensajeros, conserjes, pagan factura eléctrica, teléfono y local. Aunque a regañadiente, obligados a rendir cuentas.
Para tener una democracia sana hay que invertir. Y es el Estado que lo debe hacer.

La vida institucional de los partidos está regida por un marco jurídico y la propia constitución dominicana. Además vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho!

Es notorio que la democracia representativa merece unos cuantos reproche por deriva hacia el Estado.

Para disponer del 50% del dinero que le otorga la Junta Central Electoral de su presupuesto tiene primero que contar con el salvoconducto del liderazgo político.
Los que más reciben dinero son los partidos mayoritarios y ¿van afilar cuchilla para su garganta?.
El populismo resulta expresivo y se coloca en la tesitura de acoger, temas como estos: tomar medidas que suenen bien, pero no solucionan nada a la sociedad.
El proceso de mutación puesto en marcha de la epidermis social, no tendrá base de sustentabilidad sino se define con una estrategia previa.
La intención de Abinader es muy buena. Reducir a la mitad el dinero de los partidos e invertirlo en la construcción de una universidad en el municipio Santo Domingo Este, es plausible. ¿Y sino se logra el consenso político para modificar la ley?
Mauricio Macri, expresidente, Argentina, puso en marcha un plan de recorte de una serie de privilegios que su Gobierno entendió; al final perdio las elecciones porque no pudo cumplir.
Según algunos teóricos de la ciencias políticas el Siglo XXI será populista.

Los partidos fundados en las últimas décadas, siguen anclados en su imaginaria superioridad ética.
Finalmente, la gente quiere que se le cumpla!