Por Claudio Caamaño Vélez
Primero, agradecer el respaldo de tanta gente. El afecto de mi familia y amigos, y la lealtad de mi equipo. A las miles de personas que sin conocerme alzaron su voz en nuestro favor. A los comunicadores, periodistas e influencers que de manera voluntaria me dieron un apoyo invaluable.
Agradecer el respaldo de los dirigentes del Partido Revolucionario Moderno que tuvieron la valentía de expresarse en favor de la democracia.
Pocas veces la población había tenido un criterio tan unánime respecto a un tema. Quizás porque lo correcto era tan evidente.
El orgullo que llena mi corazón no deja espacio al rencor. Pena siento por quienes solo con dádivas, falsas promesas y negociaciones pueden lograr respaldo… Podrán sentirse poderosos, pero nunca conocerán el amor de su pueblo.
Confieso que me siento triste, no por la diputación, pues seguiré siendo quien soy. Me entristece el mensaje que envía el PRM, organización en la cual tantas personas hemos depositado nuestras esperanzas.
En democracia nada sustituye la voluntad del pueblo y la legitimidad que otorga su poder soberano.
Hay que seguir fortaleciendo la democracia interna e institucionalidad de los partidos políticos. Ojalá se corrijan pronto los vacíos y torceduras de la Ley Electoral y la Ley de Partidos.
El rol de la ciudadanía crítica y participativa, que fue determinante para el cambio de gobierno, debe continuar para el cambio pendiente en la cultura política.
Afortunadamente no entré a la política buscando un sustento económico; entré para servir a mi país. Mi compromiso mayor es con nuestro pueblo; trabajar por su bienestar es un compromiso irrenunciable.
Este es un camino que apenas empieza.