Por Marino Ramírez Grullón

Diferentes procesos contra la corrupción en el manejo de los fondos de la administración pública se han desarrollado de gobierno en gobierno sin que al final los resultados sean satisfactorios.

Es decir los castigos contra los imputados no convencen a nadie toda vez que duran poco tiempo encarcelado y el dinero supuestamente tomado nunca vuelve a las arcas públicas.

El propio fallecido Joaquín Balaguer en un momento de uno de sus mandatos dijo que la corrupción sólo se detenía en las puertas de su despacho.

Decenas se hicieron millonarios durante los gobiernos de Balaguer durante otras administraciones presidenciales otros miles también han ganado millones de pesos haciendo negocios turbios con las instituciones del Estado.

Casos emblemáticos como el de Jorge Blanco, Peme, Odebrecht y ahora el caso Pulpo han puesto en expectativas a la sociedad pero los finales de estos casos judiciales anti corrupción no son satisfactorios.

Mientras la pobreza se incrementa dentro de  gran parte de la población a pesar de los discursos políticos unos pocos se hacen bastante ricos administrando las instituciones públicas.

Claro, no todo el mundo que hace política o realiza tratos con el Estado se comporta igual, existe gente con bastante criterio y muy seria ejerciendo la acción pública.

Otros, los menos manchan el trabajo del servidor gubernamental.

Veamos qué pasará ahora con el caso anti pulpo como debe pasar algo con el caso Odebrecht.

Ya que otros procesos se van diluyendo por el camino, esperemos ver resultados concretos con ese último caso anti pulpo de manejo de fondos estatales por parte de funcionarios públicos y vinculados políticos.

De alguna manera la política tiene que adecentarse, de lo contrario iremos muy mal hacia el futuro y nuestra cultura administrativa institucional.

Fíjense como en algunos países vecinos la población sale a protestar hasta de que se le violen sus derechos económicos y sociales, precisamente ejecutados por sectores políticos electorales.

Aquí tenemos una oportunidad, ojalá no se pierda.