Dr. Víctor Manuel Peña
Recientemente hubo una rueda en la que el gobierno presentó su versión o enfoque sobre el problema de la crisis inflacionaria que nos abate con fuerza en estos momentos.
Es cierto que los precios del petróleo y de otros insumos que importamos han estado aumentando en el mercado internacional debido a diversas razones.
En el caso del petróleo hay que destacar que la actual tendencia alcista del precio de este producto se debe fundamentalmente a la reducción de la producción y al aumento de la demanda mundial de este producto debido a que las principales economías del mundo están envueltas en el dinámico proceso de restablecimiento del crecimiento.
Sobre ese problema, externo a la economía dominicana, no hay manera de que nadie pueda hacer absolutamente nada.
Pero a nivel interno el gobierno como administrador del Estado sí tiene las políticas y los instrumentos para evitar la ruptura o la descomposición de la estabilidad macroeconómica o estabilidad de los precios agregados en la economía.
Y así el problema central es cómo estabilizar los precios agregados en la economía.
He dicho en artículos anteriores que el aumento de la inflación que hemos tenido en la economía dominicana en medio de la pandemia se deben a dos factores: la depreciación de la moneda nacional y el exceso de liquidez que hay en la economía.
Desde agosto de 2012 hasta agosto de 2020, es decir, durante ocho años el gobierno anterior se la pasó depreciando la moneda nacional año por año y así en cada ley de presupuesto aprobada por el Congreso Nacional se formulaba y se aprobaba con un determinado porcentaje de depreciación de la moneda nacional.
Esa fue una depreciación de la moneda nacional que se acumuló durante ocho años, de tal manera que de 39 ó 40 por uno en que estaba el tipo de cambio en el 2012, Danilo lo dejó en 58 ó 59 por uno a agosto de 2020.
Estamos frente a un proceso muy tóxico, impulsado por el gobierno anterior, que implicó una depreciación sostenida, progresiva y acumulativa durante los ocho años de dicho gobierno.
Independientemente de que los precios internacionales aumenten o no, cuando una moneda está tan depreciada o devaluada como está la moneda nacional, los costos de las importaciones, calculados en pesos, se disparan a la estratosfera o las nubes.
Es esa tóxica y diabólica depreciación de la moneda nacional la que está en la base del agresivo y sostenido aumento de la inflación en nuestro país, la cual se está expresando virulentamente a nivel de los precios de los productos y servicios a nivel de los diferentes renglones que integran la canasta familiar.
Pero ese espinoso problema de la depreciación de la moneda nacional se agrava por el exceso de liquidez que hay en la economía dominicana en estos momentos.
Y ese exceso de liquidez está siendo provocado por las inyecciones de liquidez que ha estado haciendo el Banco Central con la política monetaria expansiva que ha estado aplicando y las inyecciones de liquidez que ha estado haciendo el gobierno a través de la financiación de la expansión del gasto público vía el financiamiento del déficit fiscal y de la deuda pública cogiendo prestado directa e indirectamente, es decir, cogiendo prestado directamente y vendiendo títulos de deuda pública o soberana dentro y fuera del país (endeudamiento indirecto).
De entrada la que hay que controlar es la llave del Banco Central y que éste comience a aplicar ya una política monetaria restrictiva con miras a recoger el exceso de circulante que hay en la economía y a propiciar un proceso oportuno y necesario de apreciación de la moneda nacional.
La vuelta a la normalidad en los sectores que producen servicios y bienes para el mercado internacional, como el turismo y zonas francas, no depende solo de las políticas que apliquemos en el país, tiene que ver fundamentalmente con la recuperación de las economías de las naciones que generan flujos turísticos hacia la República Dominicana.
No es verdad que la recuperación y empuje de esos sectores de la economía dominicana que producen bienes y servicios para el mercado internacional tiene que hacerse siempre en base a una depreciación sostenida de la moneda nacional.
Pero, además, las políticas públicas, específicamente la política monetaria y cambiaria, no deben concebirse ni aplicarse pensando solo en los sectores que producen para el mercado internacional.
Esas políticas públicas, específicamente la política monetaria y cambiaria, hay que aplicarlas también pensando en los sectores que producen para el mercado interno y en la población dominicana.
Tanto para los sectores que producen para el mercado externo como los que producen para el mercado interno, su capacidad competitividad no debe estar cifrada fundamentalmente en el tipo de cambio a corto plazo, sino en los cambios en la productividad inducidos por la tecnología y la innovación.
Hará mucho tiempo, en los 50 y en los 60 del siglo XX, el economista estadounidense Robert Merton Solow, premio Nobel de Economía, planteó que “la tasa de crecimiento del producto por unidad de mano de obra (trabajo) es independiente de la tasa de ahorros (inversión) y depende completamente de la tasa de progreso tecnológico en su sentido más amplio”. (Teoría del Crecimiento, Pag. 14).
Si ese proceso de crecimiento del producto es independiente de la tasa de ahorros (inversión) que hay en la economía, mucho más independiente es ese proceso de crecimiento del producto del tipo de cambio, ya sea del tipo de cambio a corto plazo o del tipo de cambio a largo plazo.
En el mediano y largo plazo la competitividad de los sectores que producen para el mercado externo y los que producen para el mercado interno tiene que estar basada en cambios en la productividad inducidos por la tecnología y por la innovación, es decir, inducidos por el progreso tecnológico.
El momento es para inducir la apreciación de la moneda nacional para que baje la inflación y esto se logra mediante la aplicación de una política monetaria restrictiva que recoja el exceso de liquidez que hay en la economía dominicana.
De manera que el problema esencial no es que los precios en dólares de los insumos que importamos están aumentando en el mercado internacional, sino que la moneda nacional está muy depreciada, y es esa depreciación la que está generando la inflación que tenemos y la que hace que los precios de las importaciones en pesos aumenten exageradamente de modo muy sensible.
La estabilidad macroeconómica, es decir, el control de la inflación es un elemento clave para el logro de la gobernabilidad en una nación y en una democracia.