Por Cándido Mercedes

“La gente refuerza constantemente las creencias del otro en un bucle que se perpetúa a sí mismo. Cada ronda de confirmación mutua estrecha aún más la red de sentido, hasta que uno no tiene más opción que creer lo que todos los demás creen”.

(Yuval Noah Harari: Homo Deus).

Los hechos empíricos, factuales, niegan todo fundamentalismo, todo marco de subjetividad, todo lo atinente a las meras emociones y sentimientos. La razón circula de manera tan meridiana, tan objetiva, que impide toda báscula de verborrea más allá del mercenario de la palabra dislocada.

Hablar de las 3 causales es la expresión más vívida entre lo tradicional, lo conservador y una sociedad que cuasi soterradamente se levanta hacia una nueva época social, tímidamente, empero, firme. El lenguaje de los conservadores desgarrado por el tiempo se opaca y hace mueca. Las tres causales dicen ellos “Constituyen la agenda de organismos internacionales. Son ONGs financiadas para propiciar la ideología de género. Son, adelantan: Pro aborto; pro muerte y ellos son pro vida. Es el preámbulo para el aborto libre”. ¡Cuánta falta de imaginación y de sintonía con la evolución humana, con el desarrollo de la historia y con la libertad y el sentido de ser libre!

De 194 países, 190 aprobaron en sus países las tres causales. No estoy diciendo 10 países, 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90 países. No, el 98% de los países. Nosotros con una enorme parálisis paradigmática nos encontramos en el 0.02% de los que no respetamos la dignidad humana, simbolizada en la mujer. ¿Cuáles naciones acusan esa aberración histórica, cuasi colocados en la antihistoria? Nicaragua, Honduras, El Salvador y República Dominicana. ¿Qué de común tienen esos 4 países? Enorme atraso social, económico, institucional, allí donde la educación es renca y cojea como mácula sin risa y una falencia profunda en el Estado de derecho.

Esos fenómenos sociales permean y hunden en sus raíces el socavamiento de la ciencia más allá del alcance intelectual y hasta de la decencia de algunos de sus apologistas. Es el fundamentalismo, magullado como epicentro en la religión como ideología, en la falsificación de la realidad. Llevan en sí mismos la manta y el mantra que les impide ver el curso de la historia en el que al futuro nadie lo detiene.

La Era de la Civilización Digital, el encuentro de la Inteligencia artificial, la Biotecnología, la Nanotecnología, el estudio del Genoma humano, la Neurociencia, como espacio y espina dorsal del desarrollo cognitivo. Es esa la instalación donde ya Aldous Huxley en el 1931 escribiría Un mundo feliz y George Orwell a 1984 en el 1949, y nos pronosticaran los senderos, a través de la tecnología, del vasto mundo que nos sobrevendría. Dos novelas proféticas. ¡Niños in vitro!

En el alcance en el desarrollo de la humanidad siempre ha estado la verdad como horizonte. No importa el tiempo, el signo inagotable e inexorable de este encuentro, empuja el equilibrio y asoma la trascendencia siempre con la explicación razonada de la razón en la existencia del ser, para cerrar la brecha de la incertidumbre en cada época. ¡La tarea es describir, analizar e investigar la realidad para poder transformarla!

¿Como sociólogo, cómo explicaba la familia hace 20 o 25 años? La unión de un hombre y una mujer, unidos por lazos sexuales, relacionales y culturales. A la luz de la realidad de hoy podría seguir haciendo esa definición, si pretendo ser objetivo y captar la realidad social en toda su dimensión, tal y como es y no como quiero que sea, quedaría desfasado, sesgado y no estaría preparado para seguir dando clases en una universidad. Los dogmas y el dogmatismo no encierran el presente, mucho menos la perspectiva del futuro con los mismos instrumentos.

Argentina aprobó las tres causales en el 1921. Esto es, hace exactamente 100 años. Penoso y triste es traer un mercenario de la palabra a hablarnos hasta de genocidio. Es más, ese hermoso país suscribió la despenalización de la interrupción del embarazo de manera libre hasta las 12 semanas, como lo tienen la mayoría de los países de Europa, Estados Unidos, Canadá, con regulación, control. ¿Pueden decirme los atrasados, cínicos, simuladores, hipócritas y misóginos, con datos, si en esos 190 países ha crecido, ha aumentado, el número de muertes en las mujeres? No. Disminuyeron dramáticamente. El leit motiv, la espina dorsal son los hechos, la realidad. No hablar desde una ideología postrada en el pasado.

El único aliciente es, en este caso, manipular y distorsionar la libertad de la mujer de ser libre en su decisión de tener la opción de decidir en las 3 causales. Una opción que solo a ella le asiste de decir si y de decir no, con todo el protocolo que ello conlleva. Cuando vemos las iglesias, las religiones, querer imponer políticas públicas orilladas en las leyes, nos encontramos mal como país pues ello significa autoritarismo, ensamblado en el fundamentalismo que hace varios siglos no veían a las mujeres como persona, como seres humanos.

Nunca las iglesias de cualquiera denominación han enarbolado la lucha en favor de ese ser tan especial a lo largo de la historia. Ni cuando solo eran objeto sexual, ni cuando quisieron estudiar, ir a las universidades, ir a trabajar, aprender a leer, manejar un vehículo, escribir un libro con su nombre les estaba vedado. El caso de la escritora francesa Colette, gran novelista, que cuando se divorció tuvo que demostrar ante los tribunales que esos libros eran fruto de su inteligencia e imaginación. Lo mismo sucedió con George Sand, pseudónimo de Amontine Aurore Lucile Dupin de Dudevant, quien nació en el 1804. ¡Nadie compraría libros firmados por una mujer!

Los seres humanos somos las únicas criaturas capaces de modificarnos a nosotros mismos, de ampliar nuestro horizonte, de generar cultura creando historia. Somos los más longevos, no por características intrínsecas de la biología, sino por el escenario social en el constructo

del desarrollo. Somos los únicos que al transformar todo lo que nos es adverso, nos transformarnos al mismo tiempo, social e históricamente. Por eso, lo que distingue una época de la otra no es lo que el ser humano hace sino como lo hace y con qué instrumento lo hace.

Las tres causales ya son parte de la historia. Aquí todavía estamos en la prehistoria, expresión de un liderazgo oportunista, sin visión, ni compromiso. De un liderazgo en los últimos 24 años que no supo dejar sus improntas bajo el signo incontenible de la libertad y los derechos, sino en el agotamiento del síndrome del pasado. Tumbos que se socavaron en el caminar de las necesidades, del deseo irrefrenable del ser yo y el otro, en el encanto de las individualidades. Además, las tres causales están bajo la enorme sombrilla constitucional en sus artículos 38, 42 y 74.

¡Estamos frente a colectivos partidarios que no se diferencian ni en los principios, en los programas ni en las ideas! Se mezclan en el entramado más violento del fundamentalismo sin ideología. Híbrido que no decanta, pierde sus oropeles y gana el conservador, aun sin tener mayoría. Desconocimiento de la historia nuevamente.