Milton Olivo

El orgullo  que sentimos los Quisqueyanos por nuestra patria, es reflejo de la admiración y respeto, al sacrificio y gallardía de nuestros héroes y próceres de todos los tiempos.

Guacanagarix, quien ante los abusos de los españoles dejados por Colón en 1492, decide eliminarlos, y prepararse para enfrentar la maquinaria militar de España. Convirtiéndose en el primer gobernante mártir del Nuevo Mundo.

Imagino el cuadro, al Colon regresar en 1493, con  diecisiete barcos (5 naves y 12 carabelas), y con mil quinientos soldados,  y preguntar al Cacique Guacanagarix por sus compatriotas dejado a su cuidado; este le responde:

–  Se dedicaron a robar, violar mujeres y agredir los nativos, se dividieron, pelearon entre ellos, y sembraron el caos, y vino el Cacique Caonabo  y los eliminó a todos.

Y  Cristóbal Colón, lo observa herido y magullado, y le dice;

– ¿Y esas heridas que tiene?

– La sufrí defendiendo a los tuyos!  Responde el Cacique Guacanagarix.

Estoy convencido de que el Cacique Caonabo, que reinaba en lo que hoy es San Juan de la Maguana, y  como  todo había sucedido  en lo que hoy es el noroeste de la Isla en Cabo Haitiano; Caonabo ni se había enterado que esos extranjeros estaban ahí. Que esa respuesta fue la salida rápida de Guacanagarix para salir del paso ante la abrumadora fuerza con que había regresado Colon.

Es cuando Cristóbal Colón dispone de una fuerza de hombre considerable para ir hasta donde el Cacique Caonabo, y castigarle. Pero Guacanagarix, los engaña y los lleva por la Cordillera Central, llegando con ellos a la Vega, Constanza, Jarabacoa, es cuando los españoles hastiados de esa ruta selvática, montañas, elevaciones, frío, deciden detenerse y construyen un fuerte en Janico.

Que por cierto, al ser más de 300 hombres, y rebelarse y dedicarse a multiplicarse en la zona. Es la causa del predominio de la piel blanca y la belleza de las mujeres del Cibao.

Espacio, que más tarde fue el escenario de la Guerra del Santo Cerro, donde los nativos unificados  enfrentaron a los invasores, batalla donde murió Guacanagarix al ser apoyado y defendido por los Caciques de la zona, entre ellos el gran Cacique Bonao, señor de esas tierras.

El gran Cacique Bonao, quien a pesar de haber intentado ser sobornado por los españoles para que entregara al Cacique Guacanagarix, este le responde a los españoles, que Guacanagarix es su hermano y un valiente Cacique y no lo entregará.

Lo que convierte la situación en una guerra sin cuartel entre los nativos y los europeos, donde los nativos pierden la guerra por la superioridad de las armas de los extranjeros, quienes poseían armas de fuego y los nativos de madera y piedra.

Y ahí comienza la raíz de lo que concluyó en la Batalla de la Vega Real, dos años después en 1495. Donde las tropas extranjeras, se enfrentan a las fuerzas nativas unificadas.

Nunca, nunca, ningún nativo Taino  jamás traicionó a su pueblo, para luchar del lado de los europeos. Y jamás podrán deformar la historia Quisqueyana los interesados en hacer creer lo contrario, para desmoralizar nuestro pueblo. Más cuando sabemos que la historia es un mecanismo de dominación, para los intereses creados imponer su relato.

Y la verdad es que en nuestra tierra, básicamente hay tres grupos: Los indios claro e indios oscuros, que son los descendientes de los nativos Tainos; los negros traídos de África para ser esclavizados; y los blancos europeos, árabes y asiáticos. Y claro, un gran mestizaje creado con el tiempo.

Se inventaron que los nativos desaparecieron, por haberse apropiado de sus tierras, para que las generaciones posteriores de nativos no reclamaran. Y se inventaron que ellos trajeron el ganado vacuno, sin embargo a partir del 1493 forman el Hato Mayor del Rey, con la parte que le tocaba al rey, del ganado sustraído a los nativos.

Al ser el Cacique Caonabo inocente de la situación, es que facilita caiga en la trampa del acuerdo de paz que le proponen  los europeos. Y permite le pongan los grilletes, supuestamente en símbolo de paz de parte de los extranjeros.

Quien fue víctima de la traición, al igual que  la Cacique Anacaona. Que  le proponen un acuerdo de paz, y la celebración de una fiesta para conmemorarla. Y después de todo un día de celebrar, la trampa era más de 500 hombres que los españoles habían organizado para que atacaran de noche a traición, matando todos los príncipes e invitados taínos a dicha celebración. Y secuestrando a la Cacique Anacaona, quien luego fue ahorcada en el parque donde hoy está la estatua de Cristóbal Colón en  la Catedral Primada de América.

Viva Guacanagarix. Viva Anacaona. Viva la hermandad eterna entre los Caciques de la Isla. Viva el pueblo Taíno.  Viva Quisqueya.

El autor es Escritor e Historiógrafo.