Dr. Víctor Manuel Peña
El presente gobierno del PRM insiste en impulsar una reforma fiscal o pacto fiscal contra vientos y mareos en medio de la pandemia.
Estamos en medio de un terremoto batatero de 10 ó 15 grados en la escala de Richter.
En medio de la recuperación de la economía es totalmente improcedente e insensato impulsar una reforma tributaria regresiva y recesiva.
Pero una reforma tributaria regresiva y recesiva no solo anularía la recuperación de la economía dominicana sino que generaría otras consecuencias económicas y sociales totalmente negativas incluyendo grandes protestas sociales en el escenario.
La reforma tributaria sería regresiva porque lo que se está pensando es dejar el sistema tributario tal como está y aumentar los porcentajes o tasas de los impuestos indirectos, que constituyen la mayoría, y recesiva porque al disminuir significativamente el poder de compra de la población se estaría cercenando la recuperación económica o provocando otra recesión de la economía.
¡Evitemos otra poblada como la de 1984!
Parece que el gobierno se ha dejado encantar por las cifras abultadas de crecimiento económico que ha estado ofreciendo el Banco Central de Valdez Albizu.
Nadie cree, ni siquiera Valdez, que el crecimiento anualizado en marzo de 2021 fue de 10.6% y que el crecimiento en el primer trimestre de este año fue de 3%. O sea que en marzo de este año el PIB real creció prácticamente en la misma magnitud en que decreció el PIB real en marzo de 2020 que fue 10.3%!
Y es que es lamentable que el crecimiento del PIB nominal y real se esté midiendo con relación a un año totalmente anormal como fue el 2020 por el asunto de la pandemia.
¡Es prácticamente un abuso, estadísticamente hablando, medir el crecimiento del PIB real en el 2021 con relación a un año como el 2020 en que el crecimiento de este indicador macroeconómico fue negativo en 6.5%!
¡Peor aún más: el banco central de Valdez ha escogido un año totalmente anormal como el 2020 como año base! ¡Válgame Dios!
Pero el gobierno de Abinader insiste en meterse en el berenjenal de una reforma tributaria.
Pero de entrada se ha dicho que la reforma tributaria sería para aumentar ingresos vía aumento de impuestos, y no para examinar primero la composición del sistema tributario dominicano y ver cuáles figuras impositivas eliminar, cuáles dejar y cuáles nuevas introducir.
Se ve claro, entonces que la reforma tributaria que se quiere implementar o impulsar es para obtener más ingresos sobre la base de aumentar los porcentajes, las tasas o las alícuotas de las figuras impositivas que están en el sistema tributario dominicano.
El sistema tributario dominicano está basado mayoritaria y fundamentalmente en impuestos indirectos.
Es decir, jamás se ha pensado en reducir los niveles de regresividad del sistema tributario dominicano o contemplar ciertos niveles de progresividad sobre la base de introducir nuevas figuras impositivas directas.
Es totalmente improcedente e injusto que se haga una “reforma tributaria” en medio de la tragedia de la pandemia para hacer más profunda y lacerante otra tragedia económica y social: hacer pagar más a los que menos tienen y menos a los que más tienen
Y contemplar hacer una reforma tributaria para aumentar la regresividad del sistema tributario, sobre la base de aumentar las tasas de las figuras impositivas existentes, cuando se tiene la posición como gobierno de eliminar algunos programas de asistencia social, equivale a aumentar la regresividad no solo del sistema tributario dominicano sino también del gasto público.
De hacerse eso el Estado dominicano se convertiría en los actuales momentos en un gran promotor de las injusticias sociales y de las protestas sociales, es decir, se estaría trillando el camino de convertir el país en una gran hoguera social en la que serían sepultados el orden público y la paz pública.
El Estado no está para ser promotor de la inestabilidad pública y social y del desorden.
En realidad en el país no hay condiciones para impulsar una reforma tributaria de ningún tipo, porque cualquiera que sea la reforma tributaria que se impulse mataría la gallina de los huevos de oro que es la recuperación de la economía.
Tampoco se debe implementar en estos momentos una reforma tributaria que anule el proceso de ahorro e inversión, porque ello asfixiaría o ahogaría la recuperación económica y nos sumergiría en otra gran recesión.
El gobierno como administrador del Estado no debe hacer nada para evitar la recuperación de la economía dominicana, mucho menos crear condiciones para asfixiar a la población pobre y muy pobre y a la clase media o hacer que éstas perezcan por inanición!
En los actuales momentos la reforma tributaria no es una necesidad, antes al contrario, sería una necedad.
Evitemos ahora que estamos a tiempo vernos en el espejo de Colombia.
Con grandes protestas sociales, el pueblo de Colombia está rechazando firmemente en las calles la propuesta o proyecto de reforma tributaria de Iván Duque.
Producto de la poderosa presión popular, el gobierno de Iván Duque acaba de retirar del Congreso de su país el proyecto o propuesta de reforma tributaria!
¡No os provoquéis la heroicidad y la valentía del pueblo dominicano!
¡La razón o la verdad no se adquieren por ósmosis o por golpear con fuerza inusitada la mesa o el podium!
Sin lugar a duda que el gobierno luce acorralado pero hay otras opciones de política económica que se pueden impulsar.