Dr. Víctor Manuel Peña
El Banco Central se ha empecinado en hacer crecer de manera gigantesca o escandalosa las cifras relativas al crecimiento económico, tanto del producto interno bruto nominal como del producto interno bruto real.
Y ese gigantismo en las cifras del Banco Central no conviene a la creación de certidumbre y de expectativas positivas en los agentes de la economía, es decir, no conviene a la salud de la economía.
Cuando el Banco Central dio a conocer la cifra de crecimiento de la economía en el primer semestre de este año de 13.3%, medido con relación al año malo o muy malo como fue el 2020, no especificó si esa tasa de crecimiento era del PIB nominal o del PIB real.
La verdadera tasa de crecimiento de la economía viene dada por la tasa de crecimiento del PIB real: es el PIB calculado a precios constantes o a los precios de un año considerado en las cuentas nacionales como año base. En otras palabras, en el PIB real está eliminado el efecto de la inflación.
Yo en ese momento consideré que el Banco Central se estaba refiriendo a la tasa de crecimiento del PIB nominal pero resulta que el Banco Central ahora dice que esa tasa de crecimiento de 13.3% es la tasa de crecimiento del PIB real en el primer semestre de este año.
Con esa afirmación el Banco Central nos está diciendo que el PIB nominal creció a la astronómica, increíble e inaceptable tasa de 20.8% (13.3% de crecimiento del PIB real más la tasa de inflación que fue de 7.5% ¬¬¬= 20.8%).
En este país nadie cree, ni siquiera el Banco Central, que el PIB real creció en 13.3% y el PIB nominal creció en 20.8%, medido con respecto al primer semestre del año 2020, año en que el colapso de la economía registró un decrecimiento de 6.7% (tasa de crecimiento de – 6.7%).
Las infladas, abultadas y abombadas cifras de crecimiento del PIB nominal y del PIB real no proyectan una imagen creíble respecto de la recuperación de la economía.
Exagerar o exacerbar las cifras de crecimiento de la economía para tratar de exagerar o exacerbar el optimismo de los agentes de la economía no es una estrategia correcta.
Ante todo y sobre todo las estadísticas deben ser realistas y reflejar el espíritu o la esencia de la realidad en términos numéricos porque vivimos en un momento muy delicado en la historia del país y de la humanidad.
Solo con estadísticas realistas es posible incentivar un optimismo realista.
La certidumbre y las expectativas positivas deben fomentarse en base a estadísticas económicas realistas para hacer posible la aparición de un optimismo realista.
Lo mismo pasa con las cifras de crecimiento de la economía que el Banco Central ha proyectado para todo el año.
Creo que el proceso de recuperación de la economía está en ciernes, éste es un momento clave para sembrar un optimismo realista en los agentes de la economía en todos los sectores que esté fundamentado en la generación de certidumbre y de expectativas positivas y realistas.
Todo indica que el Banco Central se ha desconectado de la esencia de la realidad actual y luce ubicado en la estratosfera con relación a la esencia de la situación de la economía dominicana en esta coyuntura.
El Banco Central está llamado a asumir un discurso realista y unas estadísticas realistas que reflejen la verdadera situación de la economía en estos momentos.
Claro, no solo se necesitan estadísticas realistas sino que éstas estén enmarcadas en una visión correcta de la macroeconomía, habida cuenta de que la Economía es una ciencia no porque la realidad económica es totalmente matematizable, porque hay múltiples aspectos de la vida de la economía que no son susceptibles de ser cuantificados.
¡Pero el hecho cierto y real es que el Banco Central dominicano tiene que bajar del cielo y aterrizar!