Por Cándido Mercedes

“El único modo de resolver los problemas es conociéndolos, saber que existen. El simplismo los cancela y así, los agrava”. (Giovanni Sartori).

En estos días la sociedad ha recibido una prolijidad de documentos que son vitales, esenciales, para la construcción y diseño de políticas públicas cabales para encaminarnos a una loable planificación que abarque contexto-visión, para situarnos con el mayor grado de certidumbre en esta incertidumbre que nos ha tocado vivir. Dos documentos resaltan: Boletín de Competitividad Sectorial y la Encuesta Enhogar, ambos del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.

Cicerón decía con mucha propiedad “nadie debe obedecer a aquel que no merece mandar”. Esto así porque como sociedad hemos tenido actores políticos que manejando datos, informaciones, permitieron que nos encontremos donde estamos: muy rezagados en el plano de indicadores sociales y de competitividad y, con ello, todo lo relativo, atinente al capital humano.

El Boletín nos habla de 8 sectores:

1. Agricultura.

2. Industrias.

3. Energía.

4. Turismo.

5. Transporte y Logística.

6. Educación.

7. Salud.

8. Administración Pública.

Al mismo tiempo que nos aborda los 8 sectores señalados precedentemente, nos correlaciona 7 ejes transversales:

a. Institucionalidad.

b. Mercado laboral.

c. Género.

d. Economía digital.

e. Innovación y Desarrollo.

f. Territorio.

g. Medio ambiente.

Los sectores y los ejes lo hacen desde una perspectiva global y regional, a la luz de la competitividad que al decir del Foro Económico Global “es el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de una economía”. La

competitividad es como el emergente sistémico, dinamiza y expresa todo el andamiaje del grado de desarrollo de las fuerzas productivas, generando una fuerza aglutinadora que envuelve riqueza-pobreza, inclusión-exclusión, nivel de vida-marginalidad, educación-analfabetismo, salud-esperanza de vida al nacer. La competitividad se produce allí donde produzco bienes y servicios en condiciones libres del mercado y los mismos son aceptados. La competitividad en países como el nuestro ha de canalizarse en la construcción de nichos y donde tengamos ventajas comparativas más plausibles que los potenciales competidores.

La competitividad, como nos recrea Idalberto Chiavenato, es al fin de cuentas “el grado en que una nación puede, en condiciones libres y justas de mercado, producir bienes y servicios que sean aceptados en los mercados internacionales, mientras, al mismo tiempo, mantiene y expande las ganancias reales de sus ciudadanos”. ¿Qué nos dicen el Boletín, la Encuesta Enhogar y el Banco Mundial con respecto al Índice de Capital Humano en América Latina?

En el Sector Agropecuario, el Índice de producción agrícola, se encuentra en el tercer lugar a nivel Regional, por debajo solo de Colombia y Guyana. El Sector Industrial y la calidad de las exportaciones industriales está inferior al promedio de América Latina y el Caribe (ALC). Estamos en 14/27. El promedio de la Región es 14.4 y nosotros como país, obtuvimos 12.9. En el Sector Turismo ha existido y en esta etapa de la pandemia, una verdadera resiliencia, mucho mejor que el promedio de la Región. Todavía en el Sector Energía, el 74.5% son combustibles fósiles, en un país donde el sol se encuentra todos los días. ¡Renovables tan solo un 24.5%!

En Educación el Boletín nos señala que el 62.3% de la población de 10 años no ha adquirido competencia lectora. Las personas de 15 años solo tienen promedio de 8 años de estudios; en cambio, en la Región es de 10 y en la OCDE es de 12. En la Encuesta Enhogar, se establece el 97% de la cobertura en Primaria, 91% termina la misma empero, solo el 61% llega a la Secundaria. Si correlacionamos la Educación con el eje transversal Mercado laboral, nos dice que el 70% de la población ocupada presenta desajuste educativo. Esto tiene que ver entonces, con la empleabilidad y el grado de entrepreneurship.

Tenemos un rezago profundo en Capital humano. Según el Banco Mundial en el Índice de Capital Humano (ICH) habíamos obtenido, de 17 países de la Región, el 14/17, solo “mejor” que Haití, Guatemala y Honduras. En el ranking global: 101/157 países. Decía ese Informe que los niños tendrán menos ingresos porque falta inversión en salud y educación. Capital humano son los conocimientos y capacidades de las personas, al mismo tiempo, con la Salud. Educación y Salud constituyen los elementos cruciales de las reformas estructurales, dado que es la verdadera revolución en contra de la pobreza y la desigualdad.

Las personas son el diferencial competitivo que crea el ancla sostenible de una organización, de una empresa, de un país. Cuando se expresa la ventaja competitiva es porque el Capital humano se ha transformado en Talento humano. Talento humano son las

personas con conocimientos, habilidades, destrezas, experiencias y comportamiento. Sin embargo, cuando vemos:

a. Lectura: RD: 341.6. OCDE: 487. Diferencia: 146 puntos, igual a 70%.

b. Matemática: RD: 325.1. OCDE: 489. Diferencia: 164 puntos. Igual a 66.4%.

c. Ciencia: RD: 335.6. OCDE: 488.8 Diferencia: 153. Igual a 68.6%.

d. OCDE promedio: 488.

e. ALC promedio: 399.

f. R.D promedio: 334.

Aun cuando nos encontramos con una economía digital, acorde a nuestro nivel de ingreso medio alto, situándonos entre los países con mayor desarrollo del comercio electrónico, no obstante, los hogares con acceso a Internet representan un 30.4%. Hogares con computadoras en la casa: un 13.3% y las personas que utilizan Internet: 74.8%. Estos datos lo que reflejan es la insondable asimetría social y económica que se da a lo largo de todo el cuerpo social dominicano. A decir verdad, solo alrededor de un 30% de la población están en los niveles del Siglo XXI donde la tecnología es parte central, consustancial, cuasi inherente a la presente generación. La desigualdad, la enorme brecha tecnológica, digital, es una causa y consecuencia de la estructura económica y de la estructura social en que descansa nuestra fisonomía como Estado y sociedad.

Hablar de Salud nos envuelve en una enorme melancolía, tristeza y abatimiento. El Gasto de bolsillo alcanza el 50.5%. La Esperanza de vida al nacer 2017: 73.3 mujeres, 71 hombres. Tasa bruta de mortalidad: 2015-2020: 61%. Tasa de mortalidad de menores de 5 años (por 1000 nacidos vivos): 29.9%. Localizamos, al mismo tiempo, en Salud:

1. Gasto en salud per cápita: RD$13,238.6.

2. Gasto de capital en Salud pública: % del PIB 2020: 0.1.

3. Camas de UCI (por 100,000): 5.5: 2020.

4. Médicos (por 1000 habitantes): 1.5: 2017.

5. Enfermeras (por 1000 habitantes): 1.4: 2017.

Si hubiese un Índice de Capital en Salud propiamente, no nos cabe la menor duda que estaríamos en los últimos países. Salud y Educación representan los dos polos gemelos para la verdadera competitividad y desarrollo sostenible de un país. La inversión en Salud: 1.8% del PIB, la Región: 4.5%. Protección social: 7.5% aquí, en la Región: 10: 5%. El drama social se acentúa, cuando vemos la Encuesta Enhogar (ONE) que señala que los menores de 5 años con retraso de crecimiento son: 7%.

Para 2019 la Tasa de Mortalidad Neonatal aumentó de 19 a 23 por cada 1000 niños nacidos. La tasa de menores de 5 años subió de 30 a 32. La Tasa de Mortalidad Infantil: 26%. El cuadro desde la perspectiva familiar es dantesco: 54% de los niños viven sin uno de los padres. 36% solo vive con la MADRE. 5% con los PADRES; y, 12%, sin ninguno de los dos. Solo el 47% vive con ambos. En la realidad, una reconfiguración de la composición

de la familia. Aquella familia nuclear cuasi no existe y forma parte del imaginario del pasado. Por diversas razones: 2 millones de dominicanos en el exterior, familias disfuncionales rotas, la violencia intrafamiliar, los feminicidios y el consecuente suicidio del perpetrador, el hedonismo y las relaciones light (ausencia de compromiso y responsabilidad).

El sector de la Administración Pública resalta que se requieren 317 horas al año para preparar, presentar y pagar los principales impuestos y contribuciones. Esas 317 horas equivalen a 39.6 días. Si el año tiene 365 días y restamos para el año 2021, 112 días de sábados, domingos y días de fiestas, nos quedarían 245 días laborales. Significa que en el tiempo representa el 17% del año. ¡Una enormidad de calamidad para la calidad y competitividad de un país!

Finalmente, los Indicadores mundiales de buen gobierno: 2019: Voz y rendición de cuentas; Imperio de la Ley; Calidad regulatoria; Estabilidad política y ausencia de violencia; Efectividad del gobierno y Control de la corrupción. Solo salimos airosos en Estabilidad política y ausencia de violencia. En cada uno de los indicadores por debajo del promedio de ALC. Esos indicadores constituyen los elementos cardinales de la gobernanza y de la cruzada perfecta de la competitividad y el desarrollo sostenible.

Como nos diría Jeffrey Sachs en su libro Era del Desarrollo Sostenible “… puede ser víctima de una mala gobernanza, que no es lo mismo que unas malas políticas. Las políticas económicas pueden parecer buenas sobre el papel, pero en la práctica pueden verse desvirtuadas por la corrupción, la ineficacia, la incompetencia o una combinación de todas…”.