MI SENTIR
Por Balbueno Medina
El gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader, está obligado a producir todas las reformas que en el orden económico, político y social necesita la República Dominicana, o por el contrario en lo que resta de su mandato se le hará muy difícil pasarlas con la oposición que le viene.
Desde el año 2012, nuestro país se comprometió a llevar a cabo una serie de reformas que están contenidas en la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo (END), que el pasado gobierno no logró aplicar y por esa razón todas se les han acumulado a la presente gestión, la cual está compelida a impulsarlas para evitar el deterioro total de los parámetros macroeconómicos que han sustentado el país en los últimos años.
La Ley 1-12, entre otras cosas no menos importantes, estableció la aprobación de tres pactos fundamentales que debieron ser aprobadas por la administración peledeista que encabezó el presidente Danilo Medina, como son: los Pactos Educativos, Eléctrico y Fiscal, con los cuales se suponía luego de su aprobación la República Dominicana continuaría sin ningún tipo de dificultades la ruta de su consolidación económica, política y social, pero de esos acuerdos solo fueron cumplidos los primeros dos, ya que el surgimiento de la pandemia también frustro los intentos de concretizar el tercero.
Sin embargo, el Pacto Fiscal, que ha sido el más controversial de los mandatos que nos dejó la Estrategia Nacional de Desarrollo, representa hoy por hoy el talón de Aquiles para el despegue que necesita la sociedad dominicana para consolidar el grupo de reformas que consensuaron los partidos políticos en la campaña electoral del año 2012.
Los diversos sectores de la sociedad dominicana reconocen la gravedad de la situación económica por la que atraviesa el país, pero también están conscientes de la necesidad que tiene el gobierno de recibir ingresos para continuar llevando a cabo los programas de desarrollo que necesita la nación, los cuales no pueden seguir siendo financiados con préstamos internacionales, debido al peso de la deuda externa que carga a cuestas el Estado dominicano.
Ante ese reto, el gobierno se encuentra en una tremenda encrucijada que tendrá que vencer tratando de salvar la estabilidad y transparencia del Estado Dominicano como se ha propuesto, y por esa razón tendrá que buscar todas las alternativas posibles para concretizar la reforma fiscal pendiente y de esa manera seguir avanzando con las demás reformas institucionales y democráticas que necesita el país, como las del Poder Judicial y la Policía Nacional.
Sabemos que habrá resistencias de sectores políticos y empresariales que desde ya han comenzado a poner sus objeciones sobre todo a la Reforma Fiscal, pero esos sectores deben entender que el momento demanda sacrificios para gobernantes y gobernados y que el deterioro del país, no solo se llevará de paro al gobierno de turno, sino también que empeorará la vida de todos los dominicanos, mayormente de los más pobres.
Las reformas al Sistema de Justicia y a la Policía Nacional, tampoco se pueden detener y eso depende fundamentalmente también de los fundamentos de una Reforma Fiscal, que devuelva el poder recaudatorio al Estado Dominicano para poder llevar a cabo las transformaciones que necesitan esas instancias de poder gubernamental de la nación.
Otra de las reformas que ansía la sociedad dominicana y que tampoco se debe soslayar es la atinente a la Ley Seguridad Social 87-01, cuyo estudio de modificación reposa en manos de una Comisión Bicameral del Congreso Nacional y que el gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader, se ha comprometido a impulsar porque las pasadas autoridades no tuvieron el interés y la voluntad política de resolverle ese problema que mantiene intranquilos y sin esperanzas a millones de ciudadanos dominicanos que claman constantemente por una mejora sustancial de esa legislación.
El reto que tiene este gobierno, desde el punto de vista de lo que hemos señalado en este artículo, es muy grande y esperamos que se arme de valor y coraje para que produzca los cambios que necesita el país, en cuanto a lo que ha venido reclamando de ellas en este momento, porque dudo que si no lo hace ahora pueda cumplir la promesa de pasarlas al llegar el segundo año de su mandato, debido a lo que conocemos de la idiosincrasia del político opositor dominicano que cuando está en campaña electoral actúa como el caballo con Orejuela que solo mira para lante sin observar el horizonte a ambos lados.