Dr. Víctor Manuel Peña
La cerrada y militante lucha en defensa de la Constitución y de la democracia la asumió Leonel Fernández desde el litoral del PLD siendo presidente de ese partido.
Y lo hizo para evitar, como al efecto lo logró, que el dictador Danilo modificara la Constitución por segunda vez para imponer una segunda reelección.
El pueblo apoyó militantemente en toda la geografía nacional esa lucha de Leonel en defensa de la Constitución y de la democracia.
Hay que admitir que el PRM, desde el litoral de la oposición, apoyó esa lucha.
La antojadiza y caprichosa reforma a la Constitución busca aparentemente consignar en la carta magna la independencia del Ministerio Público.
Pero la Asamblea Revisora una vez montada es una especie de caja de Pandora.
Hay la deliberada intención por parte del PRM de modificar el 50% más un voto para ganar las elecciones presidenciales en primera vuelta.
Pero, además, todo eso se pretende hacer en el marco de una abierta y deliberada campaña reeleccionista por parte del gobierno para llevar al presidente Abinader como candidato a la presidencia en las elecciones de 2024.
Abinader tiene derecho a buscar la reelección en el 24, pero no tiene derecho a hacerse un traje a la medida para sellar su triunfo como candidato a la reelección en el 24 tratando de hacer ahora una innecesaria, extemporánea e inoportuna reforma a la Constitución del país.
La actual Constitución, la que el país aprobó por una amplia mayoría de constituyentes en la Asamblea Revisora de 2010, es la más moderna y completa con que ha contado el país en toda su historia, por lo que no necesita ser reformada.
La Constitución más garantista de los derechos humanos y de los derechos fundamentales que hemos tenido.
Todas las generaciones de derechos están contempladas en la actual Constitución.
Esa Constitución de 2010 o esa reforma constitucional de 2010 fueron ampliamente debatidas y consensuadas en el país.
Aunque el gobierno trate de pactar con el sector más autoritario y atrasado del país, la antirreforma a la Constitución no pasará.
Es innegable que el pueblo sabrá asumir todos los procesos de lucha que sean necesarios para carbonizar la pretendida reforma a la Constitución.
De 2010 a esta parte no ha habido en el país cambios fundamentales en la sociedad que requieran cambios profundos en la Constitución.
Nunca estuve de acuerdo con la aventura constitucional de 2015 emprendida por el dictador Danilo para restablecer la figura de la reelección por un período adicional y nunca jamás.
Y el hombre llamado Dañino se encariñó tanto con el poder que quiso modificar la Constitución entre 2018 y 2019 para hacerse otro traje a la medida restableciendo la figura de la reelección por tiempo indefinido o la reelección para un segundo período y haberse impuesto como candidato a una segunda reelección en las elecciones presidenciales de 2020.
¡Qué bien que el dictador Danilo no pudo salirse con la suya porque el soberano, el pueblo, lo paró en seco!
De haber sido posible el macabro y perverso plan de Danilo, el país le hubiera abierto a la puerta a este señor para que estableciera una verdadera dictadura en el país.
¡No es hora de volver a inventar con la Constitución!
¡Es hora de concentrarse en los problemas fundamentales que agobian y acogotan la vida y el diario vivir de los dominicanos cercenando el bienestar, la tranquilidad y la felicidad de éstos!
¡Es hora de concentrarse en aplicar políticas públicas audaces para enfrentar el monstruo de la inflación en la línea de abatir y vencer este macroproblema de dimensiones gigantescas!
¡Es hora de concentrarse en la aplicación de políticas públicas efectivas que minimicen o detengan el crecimiento de la pobreza extrema y de la desigualdad distributiva!
¡Es hora de concentrarse en la aplicación de políticas públicas que reduzcan el déficit fiscal y el crecimiento meteórico de la deuda pública!
¡Es hora de concentrarse en la definición y aplicación de un eficaz plan integral que garantice el desarrollo económico y social a mediano y largo plazo!
¡Es hora de concentrarse en aplicar políticas públicas para garantizar la seguridad pública y ciudadana sobre la base de combatir con efectividad el monstruo de la criminalidad!
¡En fin, es hora de concentrarse en la definición y configuración de las prioridades para enfrentar con efectividad, sin improvisación, los problemas centrales y medulares de la sociedad, de la nación y del pueblo dominicano!
¡En fin, no desperdiciemos el tiempo y los recursos de la nación en asuntos que no constituyen ni las prioridades ni las necesidades más sentidas del pueblo dominicano en función de sus problemas fundamentales y centrales!