Oscar López Reyes
Las celebraciones y conmemoraciones guardan en sus láminas epopeyas, aventuras duchadas de heroicidades, odiseas y leyendas preponderantes, que se amalgaman cual efemérides tradicionales, como las sagas de los periodistas. El 5 de abril se solemniza, en República Dominicana, como el Día Nacional del Periodismo. ¿Cuál es la evocación?, y ¿cómo se acredita el ejercicio profesional?
El 5 de abril fue consagrado como el Día del Periodismo Nacional, mediante la Ley número 5807, promulgada el 30 de enero de 1962 por el Consejo de Estado, encabezado por Rafael F. Bonnelly, presidente de la República y del Consejo, e integrado por Eduardo Read Barrera y Nicolás Pichardo, primer y segundo vicepresidentes, y Luis Amiama Tió, Donald J. Reid Cabral, monseñor Eliseo Pérez Sánchez y Antonio Imbert Barrera, miembros. Esa disposición legal estipula que “el Día del Periodismo Nacional, los periodistas gozarán de franquicia telegráfica y telefónica para intercambiarse mensajes de confraternidad que no excedan, cada uno, de diez palabras”.
Justificante: el jueves 5 de abril de 1821 circuló “El Telégrafo Constitucional de Santo Domingo”, dirigido por el doctor Antonio María Pineda, catedrático de medicina de la Universidad de Santo Tomás de Aquino (hoy UASD). Este editor fue comisionado por el doctor José Núñez de Cáceres, procreador de la Independencia Efímera, para informarle a Simón Bolívar sobre el nuevo Estado, proclamado el 1 de diciembre del citado año. La última edición del semanario fue el 26 de julio.
Abril se engrandece como el mes de la comunicación: el 5 se celebra el Día del periodista dominicano, el 16 el Día mundial de la voz, el 18 el Día nacional del locutor, el 21 el Día de la creatividad e Innovación y el 23 el Día mundial del libro y del derecho de autor.
Durante el régimen tiránico de Rafael Leónidas Trujillo Molina, específicamente entre 1934 y 1961, el 1 de febrero fue instituido como el Día del Periodista. La Asociación Dominicana de Prensa y el Partido Dominicano organizaban agasajos en hoteles y en Radio Televisión Dominicana, misas, salutaciones, reconocimientos, felicitaciones, manifestaciones de fidelidad y laos al “Jefe”, proclamado el primer periodista de la Nación.
(El Día Internacional del Periodista se conmemora el 8 de septiembre, en homenaje al periodista y escritor checoslovaco Jilius Fucik, quien fue torturado y decapitado en la prisión de Pankrác, en Praga, por sus escritos en favor del comunismo y en contra del fascismo. En cada país se rememora el Día nacional del periodista).
En el siglo XXI, la panorámica ha registrado una progresión trascendental, propulsado por los novedosos productos informativos en la red y las narrativas hipertextuales. Y chimenea una nueva incertidumbre, expresada en el cierre periódicos/revistas, la reducción de pautas publicitarias, páginas, formato o tamaño y planillas; la degradación de la calidad informativa y las lectorías/audiencias, agudizadas por la Covid-19.
Los medios de comunicación se baten, en una porfía sin clemencia, encarrujados entre adversidades y positividades.
ADVERSIDADES:
1.- Inestabilidad laboral (precaperiodismo): salarios deprimidos que conminan al pluriempleo, horarios extendidos, exceso de trabajo y poco descanso, y precarización en la contratación.
2.- Falta de protección social. Muchos periodistas no han podido conseguir su pensión, después de décadas de labor ininterrumpida. Demasiados colegas han envejecido de la noche a la mañana.
3.- Imposibilidad de decenas de periodistas para mantener sus programas radiales y televisivos, por los recortes de las pautas publicitarias por la Covid-19 y otros factores.
4.- Reducción de personal, con más dramatismo en los diarios, por la mudanza de audiencias y anuncios a los celulares, redes sociales, digitales, páginas web y streaming (audio y video en multimedia).
5.- Pronunciada dificultad para monetizar las plataformas emergentes como medios digitales, redes sociales, podcast (audio que se escucha cuando el receptor lo desea), newsletter (publicación por correo electrónico) y otros formatos.
6.- Menoscabo de la identidad ante los consumidores mediáticos, por la intervención usurpadora de sujetos sin calificación profesional ni ética.
7.- Acoso disimulado por incomprensión e intolerancia de personalidades y grupos.
8.- Presiones y amenazas trasnochadas y encubiertas.
9.- Censura y autocensura subrepticias.
10.- Apatía de un altísimo porcentaje de periodistas, particularmente los jóvenes, por integrarse a los esfuerzos gremiales por conquistas profesionales.
POSITIVIDADES:
1.- Apertura gubernamental y aceptadas relaciones con los medios de comunicación, por el expreso interés del presidente Luis Abinader Corona, quien constantemente ofrece informaciones por Twitter.
2.- Facilidad para la investigación por la Ley de Libre Acceso a la información.
3.- No persecución a periodistas, por lo que ninguno está bajo un mecanismo de protección o con escoltas de cuerpos especializados.
4.- Otorgamiento de premios, becas y otras facilidades para estudios y reconocimientos, como el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), el Ministerio de la Juventud, fundaciones y organismos internacionales.
5.- Imposición del profesionalismo académico: casi el 100% de los reporteros de diarios y noticiarios televisivos son titulados universitarios en comunicación social.
6.- Diversificación del periodismo y la comunicación, con el avance de las ciencias y las tecnologías digitales y satelitales: audiovisuales, diseños gráficos, redacción de informes y memorias, escritura y edición de libros, corrección de estilo, asesorías, etc.
7.- La profesión (no el oficio) de periodista se ha importantizado, encumbrado y protagonizado en la sociedad, y alcanzado un status muy superior a los de décadas atrás, y se comprueba que las escuelas universitarias de comunicación social están repletas de alumnos en la capital y el interior.
8.- El periodismo y la comunicación han despertado un gran interés en abogados, médicos, sociólogos, politólogos y otros profesionales, que acuden a las aulas para aprender a utilizar más ventajosamente las herramientas escriturales y orales, y proyectarse en la colectividad.
9.- Instituciones estatales, corporaciones privadas, entidades sin fines de lucro, asociaciones y otras organizaciones han aumentado sus canales comunicativos y están privilegiando la comunicación externa e interna, para cuya gestión prefieren a egresados de las escuelas de comunicación social.
10.- Los periodistas ganan terrenos en la literatura y áreas especializadas, así como en el servicio diplomático y otras altas instancias oficiales.
Marginalizando los agentes que constriñen, el periodismo, columna irreemplazable de la democracia y suscitador del humanismo, levantó alas en la primitiva época del papel con fibra de cáñamo y el dictáfono (dispositivo de grabación), en el siglo XXI rompe paradigmas, por la navegación sin parangón, en plena constelación digital.
Sigue con validez, aunque muy menguada, la prensa convencional, y barcazan en el apogeo los productos multimediáticos y los ciberperiodistas. Y se afianzan los requerimientos por el derecho a la comunicación, la seguridad corporal y social de los periodistas, contra la impunidad y por un ejercicio decoroso en el crisol de la ética y de crecida categoría, coadyuvante del bienestar colectivo.